El carril bus no se respeta

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

El víal exclusivo del transporte público se usa para aparcar y para la circulación de todo tipo de vehículos

16 feb 2016 . Actualizado a las 13:20 h.

Circular por un carril bus en Vigo más que una ventaja se convierte en una odisea para los conductores de Vitrasa. Una ojeada por los más importantes desvela que el transporte público se mueve en una permanente yincana.

El de García Barbón podría perfectamente cambiar la señal de carril bus por la de párking. Lo raro es encontrar un tramo en el que no haya un coche estacionado. «Es el peor, como no hay aparcamiento, todo el mundo estaciona en esa vía. Menos mal que esta calle no soporta mucho tráfico», explica un conductor de Vitrasa.

En Gran Vía, el carril bus se ha ampliado recientemente a todos los vehículos, tal como figura en la señalización vertical. En la práctica ya era utilizado de forma indiscriminada hace tiempo, lo que había provocado denuncias y controles policiales. El hecho de que se mantengan las antiguas indicaciones horizontales de «solo bus y taxi», confunde a los conductores. «Deberían de pintarlo bien en el suelo para evitar complicaciones», sugiere el chófer, quien no oculta lo bien que les vendría un carril de subida y otro de bajada en esa vía.

En Pi y Margall y López Mora se ven coches parados en la puerta de alguna panadería y en más de un bar. Los más precavidos dejan encendidas las luces que indican peligro. «En Fragoso solemos encontrar coches que en lugar de girar hacia Castrelos, como es obligatorio, continúan por el carril bus hacia la plaza de América», añade el conductor.

«No nos importa que circulen las motos siempre que nos tengan en cuenta»

Desde octubre del 2013 las motocicletas pueden circular por el carril bus, excepto en un tramo de Pizarro, en otro desde San Amaro a la plaza de España y en Colón (entre el cruce con Uruguay y García Barbón». «Lo están utilizando bastantes motoristas y no nos importa que circulen siempre que nos tengan en cuenta y haya respeto. Algunas veces hacen un adelantamiento y frenan de repente delante de nosotros, lo que nos obliga también a frenar de forma más brusca», indica un empleado del transporte público. «Es el neoliberalismo al volante: no quiero normas salvo las mías», apunta.

Tampoco les molestan las bicicletas, excepto cuando el bus circula detrás de alguna que va a cinco por hora subiendo una cuesta. Entonces son un incordio.

Otras veces son los accesos a los aparcamientos los que influyen en la pérdida de ritmo del bus. «Antes, entre el cruce de República Argentina y Colón era más rápido, pero al habilitar la entrada del párking, perdemos tiempo. Los chóferes de Vitrasa denunciaron recientemente la imposibilidad de cumplir los tiempos por incumplimiento de la normativa y la falta de carriles bus, cada día menos al suprimirse el de Gran Vía.