Se cumplen 148 años de la visita a la ría del submarino del capitán Nemo para rescatar los tesoros de Rande
15 feb 2016 . Actualizado a las 12:13 h.Por primera vez, bien que de forma modesta, se celebra una efeméride que lleva un siglo y medio pasando desapercibida. Porque el próximo jueves, 18 de febrero, se cumplen 148 años de la entrada del sumergible Nautilus en la ría de Vigo, según la novela 20.000 leguas de viaje submarino, de Jules Verne. Es una anécdota, no cabe duda. Pero, con algo así, muchas ciudades del mundo venden su imagen y atraen al turismo. El parque Les machines de L´Ile, en Nantes (Francia), es buen ejemplo de ello.
En esta ocasión, habrá una Semana Verniana en Vigo. La organiza una cervecería que ya cuenta un cuarto de siglo de historia: La Leyenda, en la calle Venezuela. Aquí, en el corazón del barrio de Casablanca, comienzan mañana unas jornadas lúdicas, en las que habrá una exposición de grabados sobre Verne, música, contacontos para niños y una charla con audiovisuales que daré yo mismo, un servidor, el mismo día de la celebración. Habrá también un misterioso «pincho verniano», que bien podría ser una tapa de pulpo, como el octópodo contra el que luchó a machetazos el arponero Ned Land. Colabora en el evento la Sociedade Verniana de Vigo, que habela haina, y de la que soy su poco ejerciente secretario. Pero que tiene miembros más activos que ya trabajan duro en varios proyectos, que podrían ver la luz a lo largo de 2016. Las buenas iniciativas terminan germinando.
Hace tres años, en 2013, la Sociedad Verniana de Vigo organizó una ofrenda floral a Jules Verne con motivo de su cumpleaños, el 8 de febrero. Todavía no conocíamos la existencia de otra fecha más significativa y relacionada con la ciudad, como es la llegada del Nautilus a la ría para rescatar los tesoros de Rande. El dato, tras cruzar las fechas de la novela, lo publiqué en un estudio para la Sociedad Hispánica Jules Verne en 2014.
Aquel 18 de febrero de 1868 era en Vigo un brumoso martes de invierno. Y la ciudad vivía alterada por la Real Orden recién dictada por el gobernador civil de Pontevedra que prohibía la existencia de más de una sociedad de recreo por población. Y se obligaba al Casino y a la Tertulia a fusionarse. El revuelo fue enorme y ambos círculos culturales optaron por la desobediencia, pese a las amenazas de disolución por la fuerza. En medio de la barahúnda, nadie reparó en que en la ría estaba sucediendo un prodigio.
Esa mañana, mientras los vigueses discutían de sus cosas, el tajamar del Nautilus quebraba las aguas de la bahía de Vigo y enfilaba San Simón. A bordo, el capitán Nemo recibía en su camarote al profesor Aronnax, su huésped forzoso. Y pronunciaba su ya famosa frase: «En estos momentos, nos encontramos en la misma bahía de Vigo y sólo de usted depende el descubrir los misterios que en ella se encierran». Como es sabido, Nemo cuenta a Aronnax la batalla de Rande y el desastre de los galeones de la Flota de la Plata en 1702. Mientras charlan, el profesor observa por una claraboya cómo los buzos del Nautilus, equipados con sistemas de respiración asistida Rouquayrol y lámparas Ruhmkorff, desentierran cofres de tesoros.
¿Pero cómo sabemos que el Nautilus entró en la ría exactamente el 18 de febrero de 1868? Porque la novela está contada como un diario. Todo comienza en 1866, cuando varios barcos son hundidos por una extraña criatura marina. En junio de 1867, la fragata Abraham Lincoln zarpa de los muelles de Brooklin, en Nueva York, a la caza del monstruo. Y, como asesor científico, viaja el zoólogo Aronnax, acompañado de su mayordomo. Tras meses de búsqueda infructuosa, a las 23 horas del 7 de noviembre de 1867, la fragata es embestida por el monstruo. Caen al agua Aronnax, Conseil y Ned Land. Y, a la mañana siguiente, cuando se creen a punto de perecer, emerge el Nautilus y recoge a los tres. En los meses sucesivos, el Nautilus cruza el Ecuador (1 de diciembre), avista las islas Marquesas (4 de diciembre), pasa las Nuevas Hébridas (25 de diciembre) y tiene un combate con los aborígenes de Papúa (9 de enero). Finalmente, la nave cruza el estrecho de Gibraltar y entra en la ría de Vigo el 18 de febrero de 1868. Será una breve escala, con un único objetivo: acceder a la auténtica caja de caudales del capitán Nemo, el tesoro de la flota hundida en la batalla de Rande. Tras cargarse de riquezas, el Nautilus enfila hacia las islas Cíes y abandona la ría para llegar al día siguiente a la Atlántida, situada muy cerca, según la novela.
Julio Verne pasaría, diez años más tarde, más tiempo en Vigo que el propio Nautilus. En concreto, cuatro días en 1878 y otros tantos en 1884, en los que gozaría de la ciudad y participaría de su vida social y sus fiestas.
Así que, el jueves 18 de febrero se cumplen 148 años de una fecha legendaria. Nos vemos esa tarde en La Leyenda para festejarlo. Como rezaba el lema del capitán Nemo: «Mobilis in mobili».