Su padre, que además de tener una excelente salud se caracterizaba por su buen humor, acostumbrada a decir después de comer: «Sírveme outra taza de vino para roncar despois de morto».
Antonio Docampo era uno de los 138 centenarios censados en Vigo, de los que 37 son hombres y el resto mujeres.
Este ourensano tuvo cuatro hijos, de los que quedan dos vivos, siete nietos, diez bisnietos y un tataranieto que cuenta con tres años de edad.
Consumía lo que producía. «Uva pisada, vino feito e a beber», dice su hijo pequeño
Trabajó desde los nueve años picando piedra y estuvo a punto de morir en la Guerra Civil