De zapatos viejos a maceteros

María Jesús Fuente Decimavilla
María Jesús Fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

La oficina de Medio Ambiente de la Universidad de Vigo ofrece alternativas y recomendaciones para aprovechar los objetos usados y librarlos del contenedor 

10 ene 2016 . Actualizado a las 17:13 h.

Las fiestas navideñas y las rebajas no solo generan un 10 % más de basura que el resto del año, sino también mayor relax ante el reciclaje. Para que los vigueses no bajen la guardia tras este paréntesis, la oficina de Medio Ambiente de la Universidad de Vigo invita a no descuidar estas prácticas o a iniciarse en ellas aprovechando la acumulación de botellas de vidrio y cartones. La oficina universitaria no solo es un modelo de gestión de residuos dentro de la institución, sino que sus responsables aprovechan cualquier circunstancia para fomentar esta actividad entre la población en general.

    Por si la imaginación no da para más y existen dudas sobre qué hacer con el calzado viejo, las ruedas del coche gastadas o un libro releído un ciento de veces remite al blogverde.com. En él aparecen ingeniosos ejemplos de lo que se puede hacer a través del reciclado de objetos viejos. Es el caso de un rallador de cocina que se emplea como colgador de bisutería. Las zapatillas deportivas sirven como originales maceteros, una guitarra hueca es reconvertida en estantería, las tapas de un libro hacen las veces de un bolso, las cápsulas de café pasan a conformar una cortina de baño, los neumáticos de vehículos se tornan en irreconocibles puffs y los corchos de las botellas acaban como alfombras de baño. 

    El prototipo del buen hacer es, para la oficina universitaria, el pueblo japonés de Kamikatsu, famoso por su plan de reciclaje. La localidad, de 2.000 habitantes, aprovecha el 90 % de los vertidos que genera. 

La gestión medioambiental es una de las prioridades de la Universidad de Vigo como demuestra que el pasado año lograra un mínimo histórico en la emisión de gases con 21.000 toneladas de dióxido de carbono. Se trata de la cifra más baja desde el 2008, año en el que empezó a medir la contaminación. El tráfico es la principal causa, sobre todo en el campus de Vigo, debido a su ubicación alejada de la ciudad. Esto obliga a la comunidad educativa a desplazarse en vehículo. Para reducir el impacto se puso en marcha una campaña de coche compartido, aunque no tuvo la acogida deseada. En la actualidad se promueve el uso del transporte público. 

Con el mismo objetivo de reducir la contaminación, la Universidad ha optado en los últimos años por la instalación de diversas fuentes de energías renovables como calderas de biomasa en el servicio de deportes,  solar térmica y fotovoltaica en Citexvi e Industriales, así como geotérmica en la biblioteca central, el Cacti y Citexvi. 

Otras campañas medioambientales puestas en marcha son la de recogida de teléfonos móviles en desuso y de ordenadores. Estos últimos son reparados por investigadores voluntarios y donados a las entidades sociales que lo solicitan a través de un concurso público.

Científicos de los tres campus predican con el ejemplo

Además de la oficina de Medio Ambiente, científicos de los tres campus de la Universidad viguesa dedican sus investigaciones al aprovechamiento de residuos. Es el caso de la investigadora Xanel Vecino, del departamento de Ingeniería Técnica, quien apuesta por el aprovechamiento y revalorización de los restos de la industria vitivinícola y del procesado de maíz. Demuestra que se pueden aprovechar para la obtención de productos de interés industrial en la elaboración de detergentes naturales. 

En la Escuela de Ingeniería Forestal se presentó recientemente un proyecto para convertir los residuos de las podas en energía a través de su conversión en biomasa. 

También investigadores de la Universidad de Vigo colaboran en un proyecto para la obtención de nanofibras de celulosa a partir de la paja de cereales tales como trigo, cebada o avena.

    La generación de residuos en la Universidad de Vigo va pareja a la actividad científica. El incremento de esta última es lo que ha provocado que se disparen los residuos peligrosos. De los 4.600 kilos que producía en el 2000 ha pasado a 21.000. Las mayores generadoras de este tipo de vertidos son las facultades de Ciencias y Químicas.  

La recogida tiene lugar dos veces al año en los centros de investigación, escuelas, facultades, pabellones y bibliotecas. 

El 80 % de los residuos proceden del campus de Vigo. En Ourense generan en torno al 12 % y en Pontevedra solo un 8 %. 

El campus de esta última ciudad ha sido el primero de España en conseguir una bandera verde por su trabajo en favor del medio ambiente. La distinción, otorgada hace poco más de un mes, «é froito do traballo de toda a comunidade universitaria», según destacó el rector Salustiano Mato en el acto de entrega.