Los nichos de Teis ya no se caen pero son como la torre de Pisa

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Los parroquianos, satisfechos con la reforma que ha eliminado los puntales

03 nov 2015 . Actualizado a las 13:02 h.

José Martínez murió intranquilo. El muro del cementerio de Teis amenazaba con caerse sobre su finca. De eso hace un año. Lo recordaba ayer su hermano Ángel mientras se dirigía hacia el interior del camposanto para rezar por sus seres queridos. José puede descansar en paz. El muro no ofrece peligro tras las obras de reforma realizadas por el Concello en el cementerio. Los últimos trabajos terminaron hace un mes aunque las obras principales se realizaron antes del verano.

Los técnicos optaron por inyectar hormigón en la base de cimentación que se encontraba dañada porque las filtraciones de agua las habían socavado provocando una inclinación de las torres de nichos que amenazaban con venirse abajo. La obra ha permitido que las estructuras recuperen la estabilidad. De este modo han podido retirar los andamios que sujetaban las paredes de las tumbas y que producían una imagen patética del cementerio.

Aunque el Ayuntamiento de Vigo anunció que iba a invertir 110.000 euros en la reforma, los trabajos fueron adjudicados a unión temporal de empresas Acevi y GPD Construcciones por un importe de 89.355 El plazo de ejecución de las labores fue de tres meses. Y su finalización, antes del día de difuntos, ha sido bien acogida por los vecinos. La situación del recinto sagrado fue motivo de gran preocupación entre los residentes en la parroquia de Teis, que han visto durante tres años como peligraban las tumbas de sus seres queridos.

Pero a pesar de la obra, Francisco, como otros finados, sigue ligeramente inclinado sobre el suelo. Sus restos mortales ocupan uno de los nichos superiores de una columna de 16 cajetines mortuorios. En total hay 96 tumbas que aunque no corren peligro de caerse permanecen ligeramente inclinadas, De aquí a la eternidad, como la torre de Pisa, pero con vistas al mar. Lo subraya Manuel Ríos, un vecino de la zona: «Este cementerio es más grande que el de Pereiró y con una mejor panorámica».

Manuel fue uno de los centenares de personas que acudieron ayer al renovado camposanto. A las cinco de la tarde se celebraba misa de difuntos y nadie quería perdérsela. «Hemos venido a rezar un poco», señalaba este fiel. Y su mujer apostillaba: «Hay señoras mayores que han llegado a las tres de la tarde para coger sitio. El cura estaba contentísimo porque no cabían más en la capilla».

La florista Celeste Montenegro daba buena fe de las mejoras: «Chus Lago ha hecho un buen trabajo. Pero este año el alcalde no ha venido a vernos. Lo echamos de menos». Carmen Collazo, también florista ya jubilada, recuerda los tiempos en los que vendía las flores expuesta al frío y la humedad. Ahora pueden hacerlo en una caseta en buenas condiciones donde ayer se compraban los últimos ramos de estos días de difuntos. Los más baratos costaban quince euros y han sido los más demandados. «Antes la gente solicitaba más orquídeas», añoraba Carmen Collazo.