López Veiga: «Mal asunto si Vigo no entiende que el puerto debe seguir creciendo»

Diego Pérez Fernández
Diego pérez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

El presidente del Puerto quiere proyectar la ampliación de muelles, llevar el tren a la terminal de contenedores y conseguir que la autopista del mar a Francia tenga retornos

01 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El martes, a sus 69 años, tomó posesión del cargo. El de López Veiga es un viaje de ida y vuelta. A comienzos de los 80 dirigió la Cooperativa de Armadores, cuando «los barcos eran muchos y la comercialización muy corta», y ahora preside la Autoridad Portuaria, cuando la flota está diseminada por medio mundo en empresas mixtas y la potencia local se traduce en la industria de transformación, «tanto en pescado congelado como en conserva». Tras un amplio periplo político por Santiago, Madrid y Bruselas, regresa a Vigo perjurando que no optará a la alcaldía («mi candidata es Elena Muñoz») y que quiere planificar el terreno a sus sucesores.

-¿De verdad se ha quedado pequeño el puerto de Vigo?

-¡Claro que se ha quedado pequeño! Recuerdo la polémica que hubo hace diez años con el Areal. Fue un disparate paralizar todo aquello. Perdimos tiempo y fondos comunitarios, y estaríamos más adelantados hoy en día. Se hizo media ampliación y se ha quedado corta. 

-¿Va a ampliarlo, entonces?

-Hay que hacerlo de manera que no se alteren las corrientes ni la línea de costa, no ir más allá de lo necesario, analizando a diez años vista cuál es la necesidad en tráfico de contenedores. Probablemente yo no vaya a ver como presidente de la Autoridad Portuaria lo que hoy se proyecte, pero si no proyectamos perderemos el tiempo. 

-¿También lo plantea en Bouzas?

-Sí, claro, hay que hacer un análisis serio y sin miedo. Aunque tenemos que ver también el uso que damos al terreno portuario, para ver si es el más conveniente. 

-¿No hay margen para ceder más zonas a la ciudad, para uso y disfrute ciudadano?

-Yo creo que no. Se ha cedido mucho y está bien cedido, pero más es difícil. Aquí no hay sitio de sobra. Mal asunto si Vigo no entiende que el puerto debe seguir creciendo. A mí no me duelen prendas en decirlo. No tengo ningún miedo. Eso sí, quiero que los vigueses conozcan su puerto, su historia, y que se entienda. Tenemos un archivo fotográfico impresionante y hay que enseñarlo. De momento no sé cómo, pero tenemos que hacerlo. Estoy buscando sitios. Debe entenderse que el puerto es una bendición para Vigo. 

-¿Lo dice por esa frase tan manida de que la ciudad de Vigo limita al norte con su puerto?

-Eso no se le ocurre decirlo a un holandés de Róterdam. Es la diferencia. Yo quiero que el vigués tenga con su puerto la misma actitud que el holandés de Róterdam, que tiene un montón de muelles por donde la gente no pasea, y todo el mundo está contentísimo porque es un superpuerto. Hay que verlo con cariño y hay que ver la historia. 

-El primero en tener cariño debe ser el alcalde, ¿no?

-Y yo creo que lo tiene. En eso no tengo duda. Otra cosa es que en un momento dado los ánimos se encrespen y haya un enfrentamiento que yo deseo evitar, y creo que él también. Le conozco desde los tiempos de la Universidad en el año 1968, donde todos estábamos en la oposición. Por cierto, yo sí que tengo pedigrí antifranquista, no como muchos (risas). Con Abel Caballero tengo una buena relación personal. 

-¿Teme la competencia de Langosteira?

-No, yo no creo que sea competencia. Lo que no puede hacer Vigo es dejarse comer las papas ni por Róterdam ni por Leixões. A mí me preocupa que se descarguen contenedores de pescado en Leixões. Habrá que ver qué ha pasado y traerlo aquí. 

-¿Qué expectativas tiene con la autopista del mar?

-Primero firmarla y luego hacer todo lo posible para que vaya siempre llena, tanto la ida como la vuelta. Está bien planteada, pero hay que procurar buscar retornos para que haya más frecuencias. En su primer envite llega a Saint Nazaire, pero luego hay que comunicar con Le Havre y los puertos de abajo. En los puertos, cuanta más actividad hay más se atraen. Tenemos que hacer una política de márketing agresiva e ir a por los tráficos. 

-El puerto seco de Salvaterra parece sobredimensionado.

-Ahora está sobredimensionado, pero es impresionante. Ya veremos con el tiempo. Se acaba de empezar y hay que empezar a venderlo. No hay mucha explanada así en Galicia. Yo creo que sí van a venir empresas cuando vean que tienen una conexión por autopista y se termine la conexión en ferrocarril. 

-¿Y no hay que dotar al puerto de una conexión de tren?

-Sí, hoy nadie discute la intermodalidad. 

-Pues es un asunto pendiente.

-Es un disparate. No quiere decir que tenga que llegar a todas las esquinas. Probablemente hoy no se necesita en Bouzas, pero a la terminal de contenedores de Guixar hay que darle una salida.

«El plan Nouvel no se adapta a las necesidades de esta ciudad industrial»

El traslado de empresas para dar usos residenciales en Beiramar le parece costoso e insensato. Del auditorio, cree que el tiempo le da la razón: la ubicación «fue un error». Pero hay otro asunto que Caballero dejó en algún cajón de su nuevo despacho, cuando presidió el Puerto, y que como alcalde todavía sueña con impulsar. 

-¿Qué opina del plan Nouvel?

-Aún no he tenido tiempo de verlo. Por lo que conozco, me pareció que quizás no se adaptaba a las necesidades de esta ciudad. Era bonito estéticamente, pero Vigo es un industrial y no parece que se encaminara hacia eso. 

-Los astilleros están pasando un momento delicado, aunque alguno asome la cabeza.

-Ha sido una burrada lo que ha hecho la UE, paralizando las ayudas. Recuperarse cuesta, pero se está saliendo. Hay que buscar mercados. 

-Existen voces alarmadas porque los mexicanos sean dueños de Barreras, los chinos de Rodman...

-A veces son empresarios los que dicen eso y yo no lo puedo entender. Es una actitud pacata. Y Citroën, ¿de quién es? Hágase el milagro aunque lo haga el diablo. ¿Qué más da de quién sea la empresa si la empresa está en Vigo. ¿Qué va a hacer un mexicano, desmontar Barreras y llevárselo? Es infantil. Hay que ser liberal. Tenemos una enfermedad en España que son los nacionalismos y aún por encima le hemos dado carta de progresía cuando son reaccionarios. Los vigueses tenemos inversiones en Perú, Venezuela, África... Vivimos en un mundo globalizado. El que cierra las puertas de su casa cría moho.