4 crímenes dobles en menos de un año

E.V.PITa VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Nunca antes se había encadenado una estadística tan negra en el área de Vigo: una policía y un atracador muertos en un tiroteo, dos suicidios tras matar a sus víctimas y el asesinato de unos novios en Arbo

11 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Nunca había ocurrido nada así. En apenas once meses, Vigo y su área ha vivido cuatro violentos sucesos que se saldaron con ocho muertos. De doble crimen en doble crimen. En ellos había un cóctel de malos tratos, depresión, ajustes de cuentas entre extraficantes y atracos a tiro limpio que recuerdan los años 80. Y todo en un año especialmente negro con más asesinatos.

A esta combinación explosiva se ha sumado otro factor novedoso: los criminales se suicidaron tras perpetrar el crimen o actuaron como kamicaces. La excepción fue el asesinato de una pareja de novios en Arbo.

En su mayoría, fueron crímenes por violencia de género o ajustes de cuentas en entornos marginales. El atraco de O Calvario fue cometido por un delincuente retirado y enfermo de cáncer, la víctima y el agresor del crimen del taller de Lavadores fueron compinches en el mundo de la droga y se conocían del barrio. Por su parte, la pareja portuguesa del crimen del armario sufría adicciones.

El fenómeno de las muertes dobles fue inusual hasta el 2014. Solo hubo cuatro casos desde el 2001. La tranquilidad de los últimos años llevó a la policía a considerar a Vigo como una ciudad segura. Las autoridades recalcan que la tasa de criminalidad desciende año tras año, especialmente en los delitos contra la propiedad. Así lo explicó recientemente en un acto en la comisaría el subdelegado del Gobierno, Antonio Coello.

No obstante, el Ministerio de Interior revela que, aunque bajan los hurtos, la delincuencia violenta y los atracos han subido un 19 % en el primer semestre. Y el comisario jefe de Vigo, José Muñoz, admitió que los delitos de malos tratos «no menguan a pesar de los esfuerzos». La violencia en el hogar siguió latente y en el último mes hubo dos crímenes machistas en la ciudad. Fue algo inesperado porque el último homicidio machista en Vigo se remontaba al 2011, con un acuchillamiento en Coruxo.

Llama la atención que tres de los cuatro agresores del último año fuesen suicidas. Por ejemplo, el Escayolista salió a tiro limpio pese a estar rodeado por 4 policías. Otros dos se quitaron la vida tras matar a sus víctimas. Es el caso del exconvicto que, carcomido por viejas rencillas, tiroteó al dueño del taller de Lavadores o el portugués que ingirió pastillas tras guardar 3 días el cadáver de su pareja en un armario.

Puede que esto tenga relación con el aumento de autolesiones en el último lustro, como recogen las estadísticas forenses. En los quince últimos años, solo hubo dos crímenes con suicidio del agresor. Uno fue en A Cañiza en el 2012 cuando un matrimonio se peleó con un vecino y lo mató con una piedra. El marido se ahorcó tras la detención de su esposa. En otro fue en el 2003, cuando el asesino de la guadaña de Nigrán se colgó en prisión.

En los últimos quince años apenas hubo crímenes dobles en Vigo, en los que dos personas fuesen asesinadas por el mismo agresor. Entre el 2001 y el 2006 se contabilizaron cuatro casos y no volvió a haber más hasta finales del 2014. La tranquilidad llegó porque la mayoría de los homicidios eran por riñas de discoteca con alcohol y drogas por medio. La policía se desplegó a partir del 2006 por la zona de copas los fines de semana y cesaron las muertes. Pero la violencia siguió latente con episodios de violencia doméstica. Algunas agredidas se salvaron por los pelos, como la enfermera que en abril entró en urgencias con un cuchillo que le clavó su exnovio.

Entre el 2001 y el 2006, hubo un crimen doble de media al año en Vigo pero en los siguientes 8 años no se registró ninguno y la media descendió a un caso cada 4 o 5 años. En el 2015, (con 8 muertes en 4 incidentes) la media sube a un caso cada 2 años.

El último crimen doble registrado en Vigo antes del tiroteo de O Calvario se remonta al 2006, cuando Jacobo Piñeiro salió de copas por el centro y apuñaló a dos jóvenes que conoció en un bar y a los que acompañó a su piso en la calle Oporto. Incendió la casa con los cadáveres dentro.

Hubo otro suceso dos años antes que sigue sin esclarecerse. A finales del 2004, desapareció una pareja de la parroquia de Cabral, Francisco Fernández Golpe y María Victoria Méndez, de los que nada se sabe a día de hoy. Su coche apareció tiroteado en un monte de O Porriño.

En el 2003, dos portugueses aparecieron muertos en el piso de Vigo que compartían. José Carlos Marques y Primavera Conceiçao Morais fueron ejecutados con dos disparos en la cabeza. El autor fue detenido años más tarde fuera de Galicia y todo apuntaba a un ajuste de cuentas.

En el 2002, una bomba trampa de elaboración casera mató a Vicente Lemos, jefe de producción de Pescanova, y a su esposa, Rosa Gil, cuando salían de su casa en Vilar de Infesta. Al mismo tiempo, en Cabral, otro artefacto hería al empleado de banca Luis Ferreira y a su hijo de doce años. El único detenido quedó libre por falta de pruebas.

Y en el 2001, el nigranés Víctor Bouzós gaseó a sus dos hijas, de 2 y 3 años, en el interior de un coche tras huir con ellas desde Gondomar a Portugal. Fue condenado a 40 años de cárcel.