La plaza de la Princesa cumple dos siglos el 2016

Eduard Rolland

VIGO CIUDAD

CEDIDA

La plaza que acogió el Ayuntamiento y el teatro de Velázquez Moreno se ideó originalmente para la venta del pescado

12 sep 2015 . Actualizado a las 14:33 h.

La que llegó a ser la plaza más importante de Vigo, porque acogía la entrada trasera del Ayuntamiento y un gran teatro, con diferencia el mejor de Galicia, edificado por el industrial y mecenas Norberto Velázquez Moreno es hoy es una plazoleta que da acceso al Casco Vello. Es el lugar que cada fin de semana eligen vigueses y turistas para el terraceo de verano. Desde hace unos meses, es también el hogar provisional del popular Dinoseto. Pero, el próximo año, la plaza de la Princesa cumplirá dos siglos, lo que sería una buena ocasión para festejarlo.

La plaza fue abierta en el año 1816. Su primer nombre fue Pescadería, porque allí se celebraba el mercado local del pescado. En un principio, apenas estaba cerrada por edificios. El primero fue la casa bajo la que actualmente discurre el arco de Quirós. En el 1832, se da lustre al lugar con la construcción de un lujoso teatro. Su impulsor es el industrial Norberto Velázquez Moreno, un típico producto vigués: el empresario llegado del exterior.

Nacido en Ortigosa de Cameros, en La Rioja, nuestro hombre se instala en Vigo y prospera en los negocios, al punto de que llega a convertirse en la segunda mayor fortuna local, tras el marqués de Valladares. Velázquez Moreno participaría en la creación del lazareto de San Simón.

Su teatro fue una forma de ennoblecer el Vigo de la época. Estaría en funcionamiento hasta el 1880, programando obras que aparecen anunciadas con títulos tan sugerentes como El cuarto de hora del bello sexo, Los tres recién nacidos o el drama épico Guzmán el Bueno, héroe de Tarifa.

La plaza cambiaría de nombre poco después de la inauguración del teatro. En el 1840, se instala en un solar la alhóndiga, el almacén de grano de la ciudad. Desde entonces, pasaría a ser conocida como plaza de la Alhóndiga.

La reina Isabel II

El 11 de abril del 1852, el mismo año en que fallecía Velázquez Moreno, la plaza adoptaría su nombre definitivo. En una solemne ceremonia se descubría la placa, que rendía homenaje a Doña Francisca de Asís y de Borbón, hija primogénita de la reina Isabel II.

Con este bautizo callejero, Vigo pretendía solidarizarse con la monarca. Isabel II acababa de sufrir en Madrid un atentado, cuando El cura Merino, antiguo guerrillero contra los ocupantes napoleónicos de nombre Martín, intentó apuñalarla en su carroza. La princesa de la plaza es, por tanto, hija de Isabel II.

La plaza pasaría a ganar prestigio con la ubicación en ella del nuevo edificio del ayuntamiento.

Tras el incendio del 1851,en el que perdimos una documentación enorme que nunca lloraremos suficientemente, la sede municipal se trasladó a un inmueble de alquiler. La Corporación municipal decidió construir un nuevo edificio en el lugar que ocupaba el anterior, en la Plaza de la Constitución.

En el 1859, el arquitecto José María Ortiz diseña los planos y se adjudican las obras al constructor José Antonio González Bernárdez. El edificio presenta un estilo en tránsito cara al eclecticismo, combinado con elementos clasicistas. La fachada posterior, que da a la plaza de la Princesa, está menos decorada que la anterior, que se abre a la Constitución.

Diseño actual

En realidad, en principio fueron dos edificios, pero en el 1875 fueron unidos. Actualmente, es lo que conocemos como la Casa Galega da Cultura, que acoge la sede de la Fundación Penzol. La última reforma fue realizada en el 1995 y este es el aspecto final que nos ofrece el edificio noble.

En el centro de la plaza da Princesa hay una fuente monumental que recuerda la Reconquista de Vigo. Aunque se ha escrito que fue inaugurada con motivo del centenario, en el 1909, la realidad es que parece que ya existía una década antes.

La plaza da Princesa aún cambiaría de nombre una vez más en su historia. Así, durante la II República se decidió retirar una placa tan monárquica para sustituirla por otra más genérica. Pasó a llamarse «La Plazoleta». Franco le devolvería su nombre tras ganar la guerra.

En el 2016, tan emblemática figura de la ciudad cumplirá dos siglos. Que son una buena ocasión para celebrar algo. Aunque, desde sus impostados millones de años de edad, al Dinoseto le parecerá poco: apenas una jovencita de doscientos años.