El alcalde advierte que el Xeral no puede derribarse ni tener otro uso

Juan Manuel Fuentes Galán
juanma fuentes VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

«Es una dotación hospitalaria y un inmueble a conservar, según el PXOM»

19 ago 2015 . Actualizado a las 19:16 h.

En estos momentos al Sergas no le preocupa lo que será en el futuro del edificio que durante sesenta años albergó el Hospital Xeral y bastantes problemas tiene con poner en marcha el Álvaro Cunqueiro. Sin embargo, algo tendrá que hacerse con el que puede ser el inmueble más conocido de la ciudad y posiblemente el que mejor se ve desde cualquier punto de Vigo.

Por si acaso, el alcalde dejó claro ayer que su pervivencia está garantizada por el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) vigente. «Es un edificio catalogado y a conservar y tiene que mantener su destino sanitario. Y no se puede tocar, ni alterar, tiene que conservarse», afirmó ayer Caballero en una rueda de prensa.

Obviamente, las previsiones de un plan de urbanismo no son permanentes, y pueden modificarse mediante un cambio del documento. Ante esta opción, se limitó a señalar que «de momento es lo que hay y a lo que tenemos que atenernos».

Sin embargo, en el plano local hay ejemplos de edificios catalogados que dejan de estarlo, y también al revés. Entre los primeros, un caso bien conocido como el colegio Cluny, que estaba previsto mantener y que forzosamente tuviera un destino educativo. Pese a ello, al redactar el PXOM actual se modificó su calificación de dotacional educativo, dejándolo solo como dotacional. Gracias a este cambio ha sido adquirido por una empresa que construye residencias de mayores y ya cuenta con permiso de demolición del Concello. Previamente, su desaparición fue informada favorablemente por la comisión de Plan Especial de Edificios a Conservar y la piqueta lo eliminará en breve. En sentido contrario, años atrás de la Panificadora solo estaban protegidos los silos y ahora la previsión es mantener todo el antiguo complejo fabril.

Una de las opciones que se barajaron para el Xeral era instalar en el inmueble la nueva sede local de la Tesorería General de la Seguridad Social, un destino que podría no encajar en el uso sanitario obligado en la actualidad. Pero la posibilidad parece haber sido descartada ya que el Gobierno central sigue adelante con la construcción de la sede en García Barbón, en la antigua factoría de La Metalúrgica.

A la espera de una decisión, el Sergas mantendrá a partir de ahora una mínima actividad sanitaria en el edificio que los vigueses bautizaron popularmente como el Pirulí. De forma transitoria seguirá allí parte del laboratorio y alergología, aunque su destino final será el Hospital Meixoeiro. Y sin fecha de caducidad, los servicios de fisioterapia, el centro de reproducción asistida y las actuales urgencias extrahospitalarias de la calle Bolivia y Coia, todo ello en el anexo II, pero no dejan de ser servicios de pequeña entidad para justificar el mantenimiento del edificio. Y su transformación para otros usos no se ha planteado.

Un edificio que ha sufrido numerosas alteraciones en sus 60 años de existencia

El todavía Hospital Xeral nació como una de las primeras residencias hospitalarias de España bajo el nombre de Almirante Vierna. Las obras comenzaron en el año 1947, pero no empezó a funcionar hasta 1955, cuando lo inauguró el dictador Franco. Posteriormente ha sufrido multitud de cambios, uno de los más llamativos en 1982 cuando desapareció la escalinata de acceso. En años sucesivos y en diferentes procesos se le fueron añadiendo edificaciones a sus laterales modificando sustancialmente su aspecto inicial.

Se intentaba mantener operativo un hospital que se quedaba pequeño y a duras penas podía atender a la población del sur de Galicia. Ni siquiera tras la construcción del Meixoeiro hace un cuarto de siglo y pese a que el Hospital Povisa tiene a su cargo a 130.000 personas de la ciudad y varios municipios cercanos.

Los ocho años de obras fueron excesivos incluso para aquella época, y parecen estar relacionados con la dificultad de encontrar el lugar donde se iba a levantar. De hecho, el arquitecto, Martín José Martín Odrizola, lo diseñó en estas condiciones y ante el retraso su proyecto inicial se utilizó para las residencias de Bilbao y de Palma de Mallorca.

El emplazamiento elegido y su construcción en altura tienen mucho que ver con su conversión en un edificio emblemático de la ciudad. De hecho, cuando se planificaron las torres de la plaza de España en el actual plan de urbanismo se cuidó que no llegaran a sobrepasarlo.