Es una cuestión de fatalista pragmatismo: mejor perder un ala que perder la vida. Luego se dedicarán a ir de flor en flor aprovechando sus ojos compuestos, similares a los de las libélulas, y degustando con las patas (allí tienen ese sentido) las plantas que les sirven de alimento. Luego solo les resta viajar para conocer mundo, pues nuestras amigas son modestamente migratorias y, por ejemplo, podemos verlas revoloteando también por las Cíes.
Lo de volar, aparentemente a lo loco, como todas las mariposas, tiene en las macaón un significado especial, pues llegan a alturas que ninguna otra mariposa puede alcanzar pues, como si fueran aves rapaces, son especialistas en aprovechar las corrientes térmicas para sobrevolar laderas impracticables para sus primas más modestas.