Dinosetismo

Eduardo Rolland
Eduardo Rolland LA BUJÍA

VIGO CIUDAD

14 ago 2015 . Actualizado a las 13:36 h.

El Dinoseto va camino de emblema turístico. Porque estas cosas comienzan así. Valga el ejemplo del Manneken Pis, ridícula escultura de apenas 61 centímetros de altura convertida en lo más buscado de Bruselas, por encima de la espectacular Grand Place. Como el cachondeo con el saurio continúe, vamos a terminar poniéndole vestiditos. Desde ahora lo auguro: algún día lo veremos con una camiseta del Celta. Se admiten apuestas.

Esta semana, el alcalde se estrenó como sexador de dinosaurios y anunció que es una hembra. Dinoseta pondrá en breve unos brillantes huevos, de los que saldrán dinosetitos. Además, se le está construyendo una peana y un photocall para los turistas.

Afirma Caballero que el Dinoseto es «una broma colectiva» de la ciudad. Que continúa, con la complicidad de todos. Y tiene razón. Porque es todo un éxito. Desde su instalación, solo hay que ver el revuelo, e incluso las colas, para hacerse un retrato ante el boj de la Porta do Sol.

Además, el Dinoseto _ahora Dinoseta_ tiene una virtud: hace gracia. Es como el Ecce Homo de Borja. Que lo puedes ver un millón de veces, pero te ríes en todas. A mí me sucede cada vez que paso por la Princesa. Y somos inmensa mayoría quienes sonreímos nada más verlo. Es una tontería, pero resulta simpático.

Probablemente, el Dinoseto sea una de las mejores ideas en ornato urbano que hayamos visto en Vigo en décadas. Y, por su puesto, no deja de ser una chorrada. Pero está bien. Y gusta. Es un acierto, incluso cuando le crecen los brotes verdes y se le ponen pelos de rastafari.

Así que ha nacido un emblema turístico de Vigo. Quienes lo criticaban, en plena campaña, ya saben por qué perdieron. Por hablar de chorradas e ignorar lo que piensan los ciudadanos. Veamos qué recorrido tiene Dinoseto. Por ahora, triunfa. Y con un par de huevos.

eduardorolland@hotmail.com