No somos una ciudad de doscientos años sino que nuestros orígenes se remontan a los fenicios», dijo recientemente la presidenta de la Diputación. ¿Por qué habrá dicho los fenicios y no los etruscos o los macedonios? Es un misterio insondable. Posiblemente le sonaba a nombre muy antiguo. Tanto como imperial le suena Burbida a nuestro alcalde, que cada vez que pronuncia ese nombre parece que se refiere a Atenas o Jerusalén.
Pero no, Señora presidenta, como ciudad, Vigo tiene doscientos cinco años, espacio temporal que nos separa de la gracia que tuvo con esta población Fernando VII en 1810. Sin embargo, como asentamiento poblacional el espacio geográfico que actualmente ocupa el municipio de Vigo se cuenta por milenios. Así que tiene más recorrido en el tiempo que la fundación de la propia Fenicia.
Por lo tanto a ella como al resto de los vigueses interesados en su historia, el Museo do Mar de Galicia ofrece una feliz oportunidad para vivir en la luz de la sabiduría. La nueva sala de arqueología es espléndida. Es un verdadero paseo por nuestro pasado. No solo indicado por los didácticos carteles, sino aderezado por auténticas piezas halladas en nuestra tierra. ¿Que con más dinero se podría hacer algo mucho mejor? ¡Seguro! Pero que es una digna exposición de nuestro pasado queda fuera de toda duda. De hecho, viene a suplir una gran laguna existente en esta ciudad que el Quiñones de León no llegó a afrontar, ni tampoco alcanza el centro de interpretación de Toralla.
Por eso, recomendaría su visita a la presidenta para que pudiera ampliar su percepción de nuestra historia. Más de doscientos años como ciudad, que era un título que otorgaban los reyes para distinguir alguna hazaña, pero varios miles de años como asentamiento. Incluso organizado.
jorge.lamas@lavoz.es