Un derribo que cuesta 65.000 euros acelera la instalación de un geriátrico en Cluny

j.f. VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Ballesol gestiona ya la licencia de la instalación que sustuirá al centro escolar que funcionó de 1931 al 2000

29 jul 2015 . Actualizado a las 13:22 h.

La Gerencia de Urbanismo dará vía libre mañana al derribo del antiguo colegio Cluny, en cuya parcela se instalará una residencia para personas mayores que ya está tramitando la propietaria del terreno, la sociedad Ballesol, con experiencia en este tipo de instalaciones. La de Vigo será la tercera en Galicia junto a las que ya gestionan en Oleiros (141 plazas) y en Poio con (135).

Para autorizar la demolición fue preciso levantar la protección preventiva que el Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM) otorgaba al inmueble. La comisión de seguimiento del Plan Especial de Edificios a Conservar consideró hace año y medio que no reunía elementos de valor que justificasen su mantenimiento siquiera parcial y lo autorizó.

Este fue el requisito de Ballesol para adquirir el terreno a la Sareb (el conocido banco malo), donde había terminado un inmueble que el planteamiento anterior calificaba como dotacional educativo, lo que hubiera impedido su conversión en residencia de ancianos. Eliminada la palabra educativo en el 2008, finalmente el inmueble ha encontrado destino.

La orden religiosa de Cluny intentó en la década de los noventa levantar la catalogación de educativo con la finalidad de venderlo para financiar su traslado a la Carretera Provincial, que se materializó en el año 2000. No lo consiguieron, pese a lo cual se hizo con la propiedad Valery Karpin, con proyectos que nunca llegaron a ejecutarse pero siempre en el campo residencial. Tanto, que incumplió el pago del préstamo que le había concedido la desaparecida Caixanova y la propiedad terminó en la Sareb.

Una vez con el permiso en su poder, Ballesol dispone de seis meses para iniciar la demolición. En total afecta a 4.200 metros cuadrados construidos distribuidos en cuatro plantas. El coste de su derribo asciende a 65.000 euros. Después levantará una residencia para 110 mayores, con 5 plantas en la fachada de Gran Vía y 7 en la de Hernán Cortés debido al desnivel de la parcela.

En estos momentos, la sociedad es propietaria de 45 centros en una decena de comunidades autónomas en las que atienden a 7.000 mayores. Su crecimiento ha sido muy rápido desde que en 1980 abrieron la primera en Majadahonda (Madrid).

Además del intento de construir un edificio residencial, motivo por el que Karpin lo adquirió, también se barajaron opciones dotacionales de otro tipo. Por ejemplo, se barajó la posibilidad de ubicar allí la biblioteca del Estación, una infraestructura cultural de la que Vigo carece todavía en la actualidad.

Su pervivencia como colegio, ratificada en el plan de urbanismo de 1993 pero retirada en el actual, quince años después, fue decidida ante el temor de aquella corporación de que el centro de la ciudad siguiera perdiendo centros escolares. Sin embargo, una vez que la orden dejó la Gran Vía y no hubo interés por construir otro colegio, el Concello decidió tirar la toalla y abrir la vía a que el terreno tuviera uso.