Vigo registra una boda gay al mes

brais cedeira VIGO / LA VOZ

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116 parejas se casaron en la ciudad en ocho años, lo que supone uno de cada cinco del total de matrimonios homosexuales de Galicia

12 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

En Vigo se ha casado al menos una pareja homosexual al mes desde el año 2006 hasta el 2013. Según fuentes del Instituto Galego de Estatística (IGE), el número total de matrimonios en la comunidad gallega asciende a 633, de ellos 224 en la provincia de Pontevedra. En el caso de Vigo se produjeron 116 en el mismo período, del que existen datos fiables. De ellos, 71 fueron matrimonios entre hombres y 45 de mujeres. Esto significa que en Vigo se han celebrado más de la mitad de las bodas entre personas del mismo sexo de Pontevedra, y una de cada cinco de todas la de la comunidad (casi un 18 %).

Diez años después de aprobarse la ley del matrimonio homosexual, se constata que este tipo de enlaces en Galicia suponen algo más del 2% del total de matrimonios de este tipo en España, una de las tasas más bajas. La suma de todas las comunidades autónomas asciende a 31.610 bodas entre personas del mismo sexo, que representan el 1,72 % de las nupcias contraídas desde que se aprobó la ley: un total de 1.781.908 enlaces, según datos del Instituto Nacional de Estadística.

El 2 de julio de 2005 aparecía en el Boletín Oficial del Estado (BOE) una de las leyes que marcarían la hoja de ruta del gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Era la ley 13/2005, por la que se legalizaban los matrimonios homosexuales en todo el país. Con ella se liberaba una atadura más en la España democrática. En Vigo, la primera boda gay se produjo el viernes 16 de septiembre de aquel mismo año. Pese a ello, diez años después, el balance en la ciudad y en la comunidad gallega es todavía comedido.

En la sociedad

La conclusión del edificio legal que en 2005 se hizo realidad se desarroló con lentitud. Conforme en España se concluía la transición democrática, se iban destapando cada vez con menos miedo tendencias antes retraídas en la sociedad española.

Culturalmente, los colectivos homosexuales se erigieron como bandera de la movida madrileña. Las primeras piedras de ese edificio quizás las ponían cineastas como Almodóvar, en gran medida en sus películas de los años 80. Lo transgresor de su estética y de las actitudes sociales que quedaba reflejada en largometrajes como Pepi, Lucy y Bom, Laberinto de Pasiones o La ley del deseo. Sin embargo, y como afirma el sociólogo de la Universidad de Vigo, Xesús Adolfo Lage Picos, «a lei sempre vai por detrás do que son os comportamentos sociais». Lage asegura que esto sucede también hoy con otros problemas sociales que están de actualidad. «É tamén o que acontece co conflicto da igualdade. Neste caso, o recoñecemento dos matrimonios homosexuais é o dunha lei que ven a confirmar un comportamento social que xa se daba de feito. Viña a recoñecer unha realidade», sentencia.

Nós Mesmas fue fundada en el año 2008. A día de hoy, es la única asociación en Vigo en defensa de los colectivos de gays y de lesbianas en la ciudad. En Nós Mesmas no consideran la cifra de 116 matrimonios vigueses como una cifra notable. Pese a que no se trata de un número muy elevado, su vicepresidenta, Elisabeth Pérez, la valora positivamente la cifra. «Que se aprobase en su momento supuso un paso muy importante para los colectivos de gays y de lesbianas. Sí, antes las parejas vivían juntas, pero esta ley nos asegura derechos que no estaban reconocidos: poder adoptar, acceso a pensiones, etcétera».

Ciudad abierta

En la ciudad de Vigo se casó una de cada cinco parejas homosexuales en los años que lleva la ley en vigor. Este hecho lo valora con una sencilla explicación. «Se debe a que Vigo es una ciudad muy abierta. En los años que llevamos trabajando aquí nos hemos dado cuenta de que cada vez somos colectivos más integrados».

En cambio, reconoce que no en todos los lugares se produce la misma situación favorable. «En las zonas rurales todavía hay mucho que avanzar. Los pueblos aún son entornos muy hostiles». En cualquier caso, los que hace tiempo estuvieron excluidos y apartados de la sociedad ya no lo están. Muchos años pareció un espejismo, lejano y borroso. Ahora es un hecho real, del que ellos se felicitan.

Una tasa más baja que la de España

En el conjunto de España, entre los años 2006 y 2014, el porcentaje de matrimonios homosexuales sobre el total de uniones es de un 1,6 %. Esto es, 27.031 parejas del mismo sexo se casaron en las 17 comunidades autónomas en esos años. En cambio, en Galicia, en ese mismo período de tiempo, la tasa asciende al 0,78 % del total de enlaces concertados en la comunidad. Aunque el número de enlaces en Vigo (633) es más bajo, en el plano relativo sobre el total de las nupcias es mucho mayor sobre el total de matrimonios concertados en Galicia (un 1,32 %).

«Ser uno mismo te hace siempre la vida más sencilla»

abel Caballero y Roberto Silva se casaron en el años 2010 en Vigo. Dicho así, puede resultar sencillo. De hecho, hoy día lo es. Ellos son una de las 116 parejas que se casaron en la ciudad desde que se aprobó la ley de matrimonio homosexual en el año 2005. Se animaron a dar el paso, pero todavía quedan muchos otros. Para Abel y su pareja, la cifra es todavía escasa. «Hay mucho que avanzar, aunque todo estos se va aceptando», afirma Caballero.

En otros tiempos esconderse era la primera opción que se contemplaba. Sin embargo, la aceptación social es hoy en día infinitamente mayor. «Antes, decir que eras gay o lesbiana resultaba tabú, no se podía hablar de ello», afirma sin dudarlo Abel.

«Cuando salí del armario fue complicado en casa». Casado desde hace cuatro años, recuerda la época en la que no era tan sencillo exhibir claramente su condición sexual. «Para la gente cercana fue al principio difícil, pero ahora lo va aceptando». Pese a lo que la gente pueda decir, pensar, o hacer, Abel y Roberto aseguran que, lo más importante, es siempre ir con la verdad por delante.

«Es crucial ser uno mismo. Eso me abrió muchas puertas y siempre me hizo la vida más fácil. Antes era más complicado decirlo, porque la gente tenía, y todavía hoy algunos lo tienen, miedo a salir del armario. Pero al final no puedes vivir en una mentira. Eso te trae más problemas», sentencia Caballero.

Uno de los aspectos legales que la ley del matrimonio homosexual normalizó fue dar la posibilidad a gays y lesbianas de poder hacerse cargo de un menor, de adoptar. Abel y su pareja están esperando en la correspondiente lista, y confían en que les llegue el turno de hacerse cargo de uno. Su solicitud se encuentra en trámite, y aguardan con ilusión recibir una respuesta favorable.

«Nos declararon idóneos para adoptar y estamos en el proceso de espera». Abel y Roberto dicen no comprenden la postura de quienes aseguran que no es conveniente que parejas del mismo sexo puedan adoptar. «¿Es mejor que haya huérfanos y que estén todos metidos en un centro? Nosotros le daremos lo que necesiten, les daremos una educación. Le daremos cariño y amor a esos niños».

La pareja vive feliz en la villa de Baiona, y tras estos diez años de matrimonio homosexual, su punto de vista es claro: «Todo aquello ayudó mucho. Ahora es más sencillo».