¿Playas perrunas? Sí, se puede

VIGO CIUDAD

ÓSCAR VÁZQUEZ

La competencia para habilitar un arenal depende solo del Concello de Vigo

06 jul 2015 . Actualizado a las 09:37 h.

Con la que está cayendo también en lo ambiental, el asunto de las playas perrunas parece irrelevante, pero reconozcamos que levanta pasiones lo que lleva un par de años pareciendo el baile de la Yenka, y raro es el programa de llamadas al alcalde en el que no le preguntan por el tema. Ya saben lo que pasa cuando el regidor coge velocidad en sus declaraciones, y alguna vez terminó su comentario pasándose de frenada afirmando que la frustrada playa perruna de Toralla nos puso en su día, decía, «en cabeza de España» en este asunto.

La realidad es que solo hacía falta consultar la muy recomendable web de referencia para estos menesteres, Señor Perro, para comprobar que en el preciso instante en que perdíamos el uso parcial de nuestra única playa perruna existían en todo el litoral español, Baleares y Canarias incluidas, unas 75 playas autorizadas para perros sin limitación horaria, y un buen número de ellas en zonas turísticas por excelencia, pero la nuestra era, faltaría más, la mejor.

Deducimos que desautorizar Toralla como playa perruna tuvo poco que ver con la cantidad de protestas y más con la calidad e influencia de los protestantes. No es la isla precisamente el mejor ejemplo de barrio obrero de Vigo. Descartada a priori la opción norte de Toralla, en eso estaba el alcalde, buscando playa perruna para este verano, y así lo afirmaba públicamente incluso solicitando la colaboración ciudadana, pero especificaba Caballero que no sirve cualquier arenal, y que concretamente buscaban una playa «sin bañistas», pero nos tememos que difícilmente íbamos a encontrar una playa sin bañistas durante la temporada veraniega, a menos que empecemos a buscar entre los acantilados para que perros y propietarios practiquen el descenso en rapel y la escalada en roca, cosa que quizás le resultase atractiva, dicho sea de paso, a la concejala del asunto.

El caso es que hace unos días, por si alguien no se lo viera venir con tanto mareo de perdiz, se dejaba caer en algún medio local que va a ser que no, que no hay playa perruna. El argumento, se comentaba, parece tener como base una norma del Ministerio de Sanidad. El caso es que de existir esa norma tendría que ser una ley o decreto ley (las competencias están transferidas, ya saben) y tal disposición sencillamente no existe en ese ministerio, aunque hay otras. La Ley 2/2013 sobre protección y uso sostenible del litoral, que viene siendo la actual Ley de Costas, sencillamente no menciona el asunto de los perros por ningún lado y traslada las competencias no reguladas a las comunidades autónomas. Nos vamos consiguientemente a la normativa de la Xunta referente al litoral, y tampoco especifica nada, pero en los decretos de otra Ley autonómica, la 1/93 sobre animales domésticos y silvestres en cautividad aparecen por fin nuestros amigos perrunos y sus circunstancias estivales. Su artículo 49, apartado 4 no puede ser más claro: Las autoridades municipales limitarán o prohibirán, en su caso, las zonas y horas en que podrán circular o permanecer los perros y otros animales sobre los parques, playas y otros espacios públicos, especialmente los frecuentados por niños, de sus respectivos términos municipales.

Autorización legal

Por lo tanto la cuestión no puede ser más sencilla: las competencias para limitar o autorizar en su caso la presencia de perros en las playas corresponden, exclusivamente, a los ayuntamientos. En el caso concreto de Vigo no parece que en la actual situación tenga el gobierno local excesivos problemas para modificar una norma municipal si realmente, y esta es la clave, existe voluntad política para hacerlo, tan sencillo como añadir una frase similar a esta: «con la excepción de aquellos arenales y en los horarios que se establezcan por el departamento municipal de medio ambiente» a las ordenanzas municipales que prohíben la presencia de perros en las playas durante el verano. Es solo una frase, pero imprescindible para que las decisiones se ajusten a las normas, o dicho de otra forma, la autorización de boquilla para el acces perroo des a Toralla en aquel largo y cálido verano de 2013 tenía, y ahora podemos decirlo, difícil encaje legal.

Buscar espacios poco frecuentados

Descartemos las playas de las islas Cíes (ahí lo prohíben, y es razonable, las normas del parque nacional) y descartemos igualmente las playas con bandera azul, en las que con discutible criterio sus normas permiten muchas atrocidades ambientales pero, vaya, no a los perros.

Para evitar conflictos de coexistencia deberíamos buscar playas con poca afluencia de gente, por ejemplo aquellas en las que por su orientación tienen menos horas de sol. Por otra parte sería muy recomendable que fueran seguras, con pocos accesos y alejadas de carreteras con excesivo tráfico.

El abanico de posibilidades se va estrechando pero a modo de sugerencia, y ya que el alcalde pide colaboración, se nos ocurren un pare de ejemplos. La de Toralla reunía, y sigue reuniendo, estas características. A Lagoa en Teis también, y recordemos que A Lagoa no figura en el Concello de Vigo como playa habilitada para el baño. Tendríamos dos posibilidades y una en cada extremo de Vigo además. Como todas las propuestas que buscan el consenso no terminará de satisfacer a nadie.

Para los enemigos de los perros en las playas les parecerá excesivo (ellos solo contemplan la prohibición total) y para sus defensores les parecerá insuficiente, pues piden la permisividad total.  Unos y otros podrían tomarse estos espacios como un sitio amable donde dar los primeros pasos para construir una convivencia pacífica, por supuesto dejando todo limpio, dando ejemplo y cumpliendo las normas, como es natural.