Cáritas ya atiende al 2 % de la población del área de Vigo

María Jesús Fuente Decimavilla
maría jesús fuente VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

El número de familias que acuden a la entidad religiosa aumenta y obliga a contratar a tres trabajadoras más. La lista de espera no baja de un mes

02 jun 2015 . Actualizado a las 04:00 h.

Entre los servicios de acogida de Cáritas Diocesana de Tui-Vigo y los de Cáritas parroquiales ya son más de 10.400 las personas que atienden, lo que supone en torno al 2 % de la población del área viguesa. Cada vez son más los casos que se ven obligados a abordar como consecuencia de los retrasos en el cobro de las ayudas de las administraciones.

Las trabajadoras sociales de Cáritas atendieron a lo largo del pasado año a 1.806 familias, 271 más que en el 2013, cuando llegaron a 1.535. Los datos confirman que la situación de pobreza entre un sector de población no solo se estanca, sino que continúa en aumento.

La media de ingresos mensuales de esas familias atendidas es de 344,69 euros al mes. El 23,63 % carece de cualquier aportación económica y solo en el 21,33 % de los casos procede del trabajo, mientras que el resto tiene su origen en pensiones y en rentas mínimas o básicas.

Tal es el trabajo que desarrollan en la sede de Cáritas Diocesana de García Barbón que se han visto obligados a contratar a tres trabajadoras más. El incremento no es suficiente para acabar con la lista de espera. Si bien se ha reducido a la mitad, resulta imposible bajar de un mes la espera desde que la gente solicita cita hasta que recibe la primera atención. Tampoco puede ampliar más la plantilla porque carece de espacio físico y la mayoría de los ingresos irían a parar al personal.

Las ayudas más demandadas son para alimentación (56,3 %), vivienda, incluidos los recibos de electricidad, gas y agua (28,6 %) y educación, salud, empleo y otros asuntos (15 %). Al margen de las anteriores existen otras ayudas indirectas que no se cuantifican desde el punto de vista económico, como los servicios de acogida y acompañamiento.

El perfil medio de las familias a las que presta atención es de dos o más generaciones que viven bajo el mismo techo como consecuencia de la falta de ingresos para independizarse. Entre sus miembros los hay en edad laboral, de entre 20 y 59 años, parados, con baja cualificación profesional y en busca de empleo. «Desde que empezó la crisis, la familias son cada vez más jóvenes y con más menores a su cargo», apunta el director de Cáritas Diocesana de Tui-Vigo, Ángel Dorrego.

De las 1.806 familias atendidas, 1.631 tienen entre 20 y 59 años, con una mayor afluencia de los 40 a los 44.

Un dato que distancia a la pobreza del área viguesa de la media española tiene que ver con la formación. En el ámbito de la diócesis viguesa el 58,49 % de los atendidos cuentan solo con estudios primarios o de inferior nivel. En España, sin embargo, suponen el 33,3 %.

El presupuesto de Cáritas Diocesana para este año es de un millón y medio de euros. De ellos destinará 565.000 a las ayudas familiares, lo que representa un incremento del 38 % respecto al 2014. Por segundo año consecutivo las donaciones particulares de los ciudadanos bajan en torno a un 5 %. Los responsables de la entidad religiosa sospechan que puede deberse a que aquellos que donaban ya no pueden más y temen caer en la exclusión. «Los ricos no se han apuntado a la solidaridad», advierten.

Los ingresos llegan desde diferentes ámbitos como colectas parroquiales, usuarios de la escuela infantil, las llamadas empresas con corazón, subvenciones de las administraciones públicas y obras sociales y fundaciones como la de Amancio Ortega, Barrié de la Maza y La Caixa. «La cajas gallegas desde la fusión, ya nada», comentan.

Casi la mitad de su presupuesto, en concreto el 44,49 %, se destina a la acogida y atención directa a las familias.

¿Qué se puede hacer donando veinte euros al mes durante un año?

Con motivo de la celebración de la Semana de la Caridad, Cáritas Diocesana organiza una serie de actos el jueves en la colegiata y recuerda a todos aquellos que están en disposición de hacer donaciones lo que se puede hacer contribuyendo con veinte euros al mes durante un año.

Cubre las necesidades de alimentación básica de una familia de cuatro miembros durante un mes. Garantiza el suministro de agua, gas y electricidad de un hogar por un período de dos meses. Facilita el acceso a productos de higiene y alimentación básica para un bebé tres meses. Financia un curso de manejo de carretillas elevadoras a dos personas o uno de empleo doméstico de 280 horas a una persona. Paga los gastos de transporte a dos ciudadanos para sus prácticas no profesionales en empresas.

Los informes de Cáritas Diocesana de Tui- Vigo fueron presentados ayer por el director Ángel Dorrego, el delegado de acción caritativa y social, Jaime Barrecheguren y el jefe de prensa del obispado, Alberto Cuevas.

«Es obsceno esperar 9 meses para cobrar la risga»

«Me parece obsceno tener que esperar nueve meses para cobrar la risga. Una cosa es la pobreza y otra la exclusión, que no tienen derecho ni a ser pobres», denuncia el director de Cáritas Diocesana. Le preocupa que los organismos oficiales incrementen las ayudas, pero no el personal destinado a su tramitación y pregunta en voz alta: «¿De qué viven las familias mientras no llega la aportación económica?». En el caso del personal de Bienestar Social del Concello, con el que existe una colaboración mutua, tiene conocimiento de que necesitan 31 trabajadores sociales y de que en teoría son 17. En la práctica se quedan en doce al estar cinco de baja. Como consecuencia, dice, ahí están las «colas de la vergüenza» para solicitar ayudas.

Otra de las preocupaciones de los responsables de Cáritas se refiere al posible incremento de la pobreza entre la población inmigrante en un futuro debido a las mayores exigencias para acceder a las prestaciones de las administraciones, tales como la risga o las de emergencia. En el ámbito de Cáritas Diocesana de Tui-Vigo tres de cada diez personas atendidas son inmigrantes. Los países de origen mayoritario son Perú, Ecuador, Bolivia, Colombia, Marruecos, Rumanía, Polonia y Bulgaria. «Si no tienen trabajo no les dejan empadronarse y si no están empadronados no les dan trabajo ni ayudas», explica Ángel Dorrego. «Me gustaría que un día los políticos atendieran a los pobres cara a cara para que conviertan las estadísticas en rostros. Me aterra qué sociedad es la que va a venir. Ahora si vemos a un pobre en el portal llamamos a la policía en lugar de prestarle ayuda», añade.

Preocupa también la educación y la sanidad y pide a los afectados por la crisis que «no desmayen en la lucha por intentar mejorar su situación, porque la esperanza de lograr mejorar su vida va directamente unida a su deseo activo para conseguirlo».