El mercantil declara firme la condena al administrador de Alfageme por la quiebra

e.v.pita VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Gustavo Lago debe abonar 11,8 millones a los acreedores al ser calificado el concurso como culpable

27 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El juzgado de lo mercantil de Vigo ha declarado firme la sentencia que califica como culpable al administrador único Gustavo Lago de la quiebra de la conservera Bernardo Alfageme. La misma calificación también afecta a las sociedades Arkiterra 2006 SLU, Cobreiro 2004 SL y Oremor Inversiones SL. El padre de Gustavo, Juan Lago, y el directivo José Álvarez son absueltos.

La sentencia es firme después de que el Tribunal Superior confirmase el pasado septiembre la condena a Gustavo Lago. Este deberá cumplir 5 años de inhabilitación para administrar los bienes ajenos, así como para representar o administrar a cualquier persona durante el mismo período. Además, queda obligado a indemnizar a la masa de acreedores hasta con un máximo de 11,8 millones, dinero que irá, principalmente, a los trabajadores. De esa cantidad se deducirá lo que la conservera Bernardo Alfageme perciba de forma efectiva en el concurso de Promalar SL, la promotora que en el 2006 adquirió la conservera y que está en liquidación. El administrador también pierde cualquier derecho que tenga como acreedor concursal o de la masa.

En cuanto a las tres sociedades condenadas, estas son inhabilitadas durante 3 años para administrar los bienes y deberán compensar solidariamente con el exceso de indemnización entre lo que hubiese supuesto un ERE extintivo aplicado, como máximo, el 31 de diciembre del 2009, con la indemnización legal por despido objetivo. También les obliga a abonar la cantidad de 6,64 millones, a las que fueron condenadas por los juzgados de lo social.

Finaliza así un proceso judicial de tres años de duración a lo largo del cual el administrador Lago presentó recursos de apelación en la Audiencia y de casación en el Supremo para revocar la sentencia que dictó el juzgado de lo mercantil número 3 de Pontevedra, con sede en Vigo el 25 de mayo del 2012.

En el 2013, la Audiencia consideró que las operaciones de refinanciación de Alfageme no supusieron al entrada de dinero nuevo y resultaron un fracaso sin paliativos que abocaron a la sociedad a la insolvencia incrementado sus pérdidas, al tiempo que retrasaron artificialmente la declaración de concurso. Lago alegó en el Supremo que ese argumento se contradecía con otro que no veía intención fraudulenta ni conexión con la insolvencia. Culpó, entre otros, a los administradores concursales de la liquidación de Alfageme.

La sentencia obliga a Gustavo Lago a pagar 11,8 millones a los acreedores