Serafín Otero asegura que «o nacionalismo seguirá vivo en Vigo» y los militantes se conjuran para «resistir»
25 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.«O resultado non é bo. Tomamos nota». El candidato a la alcaldía del BNG, Serafín Otero, evitó ayer los paños calientes en el arranque de su intervención tras confirmarse, ya con el 98 % de los votos escrutados, que el partido se quedaba sin representación en el Concello. «Teremos que facer una reflexión e tomar nota da menxase que nos manda a cidadanía», afirmó ante un auditorio incapaz de ocultar su abatimiento,
Es la primera vez que la formación nacionalista queda fuera de la corporación municipal desde que en 1991 Lois Pérez Castrillo, que llegó a ser alcalde entre 1999 y el 2003, obtuvo la que sería la primera acta de concejal en el Concello de Vigo.
La sede del partido, en la calle Celso Emilio Ferreiro, fue prácticamente un desierto hasta hora y media después de cerrarse las urnas. Solo el responsable comarcal, Manuel Caride, y el local, Henrique Viéitez, dieron la cara ante los medios antes de las 10 de la noche. Y también solo para reconocer que «estamos preocupados, pero hai que esperar ata o final».
El candidato, mientras tanto, permanecía refugiado en su despacho frente al ordenador esperando que el escrutinio enmendara la plana a las encuestas a pie de urna. Solo cuando ya no quedaban papeletas que contar se dio por vencido. En una sala anexa se reunían los seis candidatos que le seguían en la lista. Sus caras, igual que las de la veintena de militantes que, finalmente, se congregaron en la sede hablaban por sí solas. «Resistir. É o que nos queda», verbalizó uno de ellos, mientras el resto asentía.
El aplauso que cerró la intervención de Serafín Otero, seguida en un silencio casi sepulcral, sonó a terapia colectiva. Lois Pérez Castrillo, Olaia Fernández, Carme Adán y Santiago Domínguez fueron algunos de los que acudieron a arropar al candidato, que reconoció que para él fue una experiencia nueva, en la que descubrió el gran trabajo de «militantes, simpatizantes e independientes, traballo que hai que aproveitar porque o BNG non remata hoxe en Vigo. Seguiremos sendo oposición», dijo.
No defraudar
Añadió que, lamentablemente, esa oposición no podrá ser dentro de la institución, sino en la calle. Recordó que si algo ha caracterizado desde siempre a la Bloque «ha sido o traballo na rúa, no movemento veciñal. Imos seguir facendo ese traballo. Hai 7.000 vigueses que confiaron en nós, que seguen confiando en nós, e que non imos a defraudar. O nacionalismo seguirá vivo en Vigo», enfatizó.
Sobre su futuro inmediato, Serafín Otero señaló que su intención es seguir trabajado. «Mañán vendrei a primeira hora o BNG e así continuarei que é o que teremos que facer todos», afirmó ante un auditorio abatido, incrédulo por un resultado que les desaloja de la política municipal. Con todo, Otero hizo lo imposible por mantener el tipo: «Non seremos tan protagonistas no Concello, pero si seguiremos sendo protagonistas na rúa», dijo, al tiempo que prometió mantener tamén «o sorriso» porque, añadió, «temos moito camiño aínda por andar».
No se olvidó de agradecer «o traballo arreo» realizado no solo por todo el equipo, sino también por la organización en Vigo que, aseguró, «estivo a altura non só conmigo, senón con toda a candidatura».
Un largo aplauso, mientras el candidato iba abrazando a la práctica totalidad de los presentes, puso fin a un discurso conciso. Ninguno parecía querer irse a casa. Mientras en el interior de la sede algunos hacían corrillos en los que la palabra «incrible» era la más reconocible, otros ocultaban sus caras de funeral en los despachos y los más, sobre todo militantes que ejercieron a lo largo de la jornada de apoderados e interventores, formaban un corro en la puerta de acceso preguntándose: «¿Cómo puido pasar isto?»
«Teremos que facer unha reflexión e tomar nota da mensaxe que nos manda a cidadanía»
«Non seremos tan protagonistas no Concello, pero si o seguiremos sendo
na rúa»
Serafín Otero
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