«A Vigo le faltan un juzgado de menores y más magistrados»

E.V.PITa VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

Traspasa hoy su cargo a la primera decana de Vigo y seguirá en su bufete a sus 76 años

19 mar 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El decano saliente del Colegio de Abogados de Vigo, Alfonso Álvarez Gándara, tudense de 76 años, cede hoy el relevo a su sucesora Lourdes Carballo. Ocupó el cargo durante un cuarto de siglo.

-¿Cuál es su balance?

-En estos 25 años, los colegios se dotaron de locales propios y de secretaría técnica. Fuimos de los primeros. Fueron tiempos de adaptación estricta al imperativo de libre competencia y al ordenamiento jurídico, interno y europeo. Se han ido imponiendo los valores propios de la función social de la abogacía superando cualquier egoísmo corporativo.

-¿Era necesaria una renovación?

-Si la pregunta se refiere al Colegio de Abogados de Vigo, nuestra respuesta es decididamente negativa. La junta de gobierno que ha salido de las elecciones de diciembre retiene el perfil y el espíritu de las que yo he tenido el honor de presidir.

-¿Ha mejorado la profesión en las últimas décadas?

-En un sentido técnico, se ha ido acentuando la tendencia a la especialización, proceso inevitable ante la caudalosa producción legislativa, a veces precipitada, a la que asistimos. En un sentido económico, la profesión se ha puesto cada vez más difícil

-¿Y la Justicia?

-También se especializa y crece técnicamente. Lo que empeora es la administración de la Justicia, cuyos recursos humanos tendrían que cuadruplicarse de la noche a la mañana para poder hacer frente a su tarea. De todos modos, las últimas décadas, a las que se refieren las preguntas, son nuestra época democrática. La Constitución (que puede precisar retoques) ha abierto el camino a una nueva civilización jurídica, que garantiza la dignidad del ciudadano. La abogacía y la judicatura se han beneficiado de esto más que nadie, respirando los aires de la libertad.

- ¿Cuáles fueron los momentos más difíciles como decano?

-La última semana de enero de 1992, cuando un periodista, muy amigo, transformó en titulares algo que le había dicho a título humorístico y se sobreentendía que no era apto para ser publicado.

-¿Y se sintió más satisfecho?

-Quizá en mi primera elección como decano, en 1989, porque recibí el honor con gran ilusión.

-¿Los abogados viven momentos difíciles con las tasas judiciales, ahora derogadas parcialmente?

-Sí, nos han perjudicado gravemente, a nosotros y a nuestros clientes. Afortunadamente, el Gobierno ha llegado a comprenderlo y la rectificación de Rafael Català no es grano de anís, aunque el objetivo de la abogacía consiste en la derogación total de la ley.

- Cuando usted accedió al cargo, en Vigo, no había Audiencia ni mercantil. ¿Qué órganos faltan?

-Le faltan un juzgado de menores y facilidades para los padres separados. Me refiero a puntos de encuentro y servicios disponibles de psicología infantil pero, sobre todo, le faltan jueces y magistrados para las dos salas de la audiencia provincial en proporción a la carga de litigiosidad.

- Usted fue vocal en el Consejo de la Abogacía. ¿Vigo debe recuperar la influencia en Madrid?

-Confío en que la representación en el Consejo General, que ahora le corresponde a Lourdes Carballo, seguirá teniendo el excelente trato y la audiencia que hasta ahora hemos tenido.

-¿Qué destaca de su sucesora?

-Su joven madurez, su vocación, su ilusión y su capacidad intelectual, prendas todas ellas de un desempeño brillante del cargo. -¿Cuáles son sus planes?

-Seguiré atendiendo los asuntos del bufete.