Ángel Guerra: «Seguro que hay más gigantes en las profundidades marinas»

Raúl Romar García
r. romar REDACCIÓN / LA VOZ

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

Promueve una iniciativa para que el calamar gigante sea el panda del mar

05 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Ángel Guerra, profesor de investigación en el Instituto de Investigacións Mariñas de Vigo (CSIC), es, sin duda, uno de los mayores expertos mundiales en el estudio de los calamares gigantes. Pero no solo como científico, sino también como divulgador de unos animales que han causado fascinación y que han sido objeto de mitos y leyendas desde hace siglos. Ahora, en colaboración con el francés Michel Segonzac ha publicado el libro Los gigantes de las profundidades y ha lanzado una iniciativa internacional para que el Architeuthis dux se convierta la especie emblemática que sirva de icono para la conservación del océano profundo, al igual que el oso panda lo es para la preservación de los animales terrestres.

 

 

-¿Qué hay de mito y de realidad en los calamares gigantes?

-La leyenda se creó hace siglos cuando fueron avistados en las costas del Mediterráneo y hay descripciones realizadas por los historiadores Homero y Plinio. Cuando aparecieron en Escandinavia se creó el mito del Kraken, que se refería a los monstruos marinos, una leyenda medieval que llegó hasta el siglo XIX. En algunos casos se encontraron a estos animales varados en las costas y se llevaron por tierra a la corte de los reyes. En Dinamarca incluso se les llamaba como el monje de los mares.

-¿Quién realizó la primera descripción de la especie?

-Fue el danés Japetus Strenenstrup quien, en 1857, presentó una comunicación en la Sociedad Científica de Copenhague en la que, a partir de descripciones previas y de las muestras que había en los museos, dijo que estos animales eran calamares gigantes. Fue el que describió el Architeuthis dux. A partir de 1857 se describieron 21 especies distintas de calamar gigante.

 

-Pero realidad solo hay una.

-Sí. En el 2013 publicamos un trabajo de genética en la que demostramos que solo había una especie en el mundo: el Architeuthis dux. Las hembras pueden medir 18 metros y pesar 250 kilos.

 

 

-Sin embargo, hay más especies de calamares gigantes. ¿Por qué no reciben esa denominación?

-Porque fue la primera que se describió con el nombre de calamar gigante y ahí se quedado. Las demás reciben otros nombres.

-¿Son los otros gigantes marinos a los que se refiere en el libro?

-Sí, son a los que llamo gigantes de las profundidades. Un barco español que pescaba mero negro en la Antártida descubrió otra especie que llamamos el calamar colosal antártico, que es el más pesado de todos. Mide 10 metros y pesa 450 kilos. Estos animales viven a entre 1.000 y 1.500 metros de profundidad, pero con las imágenes de los submarinos también descubrimos una especie que vive a entre 3.000 y 4.000 metros. Es un calamar con brazos de diez metros, un cuerpo de un metro y unas aletas enormes. Los llamamos calamares gigantes de grandes aletas y tenemos muestras de 2 o 3 ejemplares en los museos.

-¿Puede haber, entonces, más especies en las grandes profundidades que aún se desconocen?

-Sí, seguro que hay más gigantes en el mar, pero los fondos de las grandes profundidades se conocen muy poco.

 

-También hay otras especies grandes, pero menores.

-Sí, también hay otras especies gigantes, pero que no pasan de los 150 kilos. Por ejemplo, el calamar gato que se recogió en Asturias, que en vez de tener ventosas en sus brazos tiene garfios, como las uñas de un gato.

-¿Asturias es una reserva para este tipo de especies?

-Sí, es uno de los sitios donde más calamares gigantes Architeuthis dux se han recogido en todo el mundo.

 

-¿Y en Galicia?

-En Galicia se han recogido en la fosa de Hércules, en la costa Ártabra, enfrente de Ferrol.

 

-¿Son un emblema?

-Nosotros hemos pedido desde España que se considere al calamar gigante como un Panda del mar, como el organismo emblemático para la conservación de los cañones submarinos y las grandes profundidades. La propuesta está ahora en debate en la UE y ha recibido el apoyo de científicos norteamericanos, japoneses y australianos. Es un indicador de la salud de los ecosistemas acuáticos y muy sensible a la contaminación.

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