El personal de la unidad gallega de ébola aprende ahora a ponerse el traje

VIGO CIUDAD

XOAN CARLOS GIL

El Chuvi tiene 300 buzos, que permitirían atender a un paciente doce días

11 oct 2014 . Actualizado a las 04:49 h.

El foco del ébola se ha dirigido con tal intensidad hacia el personal sanitario que el nerviosismo crece por momentos. Como el Hospital Meixoeiro ha sido designado centro de referencia en Galicia para ingresar los posibles casos, la inquietud allí es aún mayor. «Es que no nos dan nada de formación y no sabemos qué hacer; estamos muy nerviosos», confesaba ayer un profesional de urgencias. En la uci, que atendería la unidad de aislamiento, ocurre lo mismo. Sí se han organizado sesiones teóricas, con vídeos y alguna demostración. Pero hasta el jueves no se dio formación práctica, en la que el personal pudiera ensayar a ponerse y quitarse el traje bajo supervisión. Y, a la vista de lo ocurrido en Madrid y de cómo se ha culpabilizado a Teresa Romero, los profesionales estaban nerviosos.

Por eso, el Servizo Galego de Saúde quiso zanjar ayer cualquier atisbo de duda y, de paso, desmontar las críticas de los sindicatos sobre la falta de preparación del personal y la falta de seguridad de los trajes. El Sergas enseñó los llamados equipos de protección individual (EPI), conocidos como trajes o buzos, en el Hospital Xeral de Vigo. El jefe de Medicina Preventiva del Meixoeiro, Víctor del Campo, explicó que son trajes de clase 3, es decir, para alto riesgo, de protección máxima. Dentro de esta, existen seis grupos y los del Meixoeiro pertenecen al 3 y al 4. Esto significa que son trajes impermeables, no dejan pasar ningún líquido. En el caso concreto del grupo 3, además, no dejaría entrar ni siquiera líquidos a presión. «Para el ébola, sería suficiente con el tipo 6, que previene de salpicaduras, pero estos son más avanzados», dijo el doctor.

Quiso desmentir que los trajes sean permeables, como los que aparecen en un vídeo difundido por personal de la uci. Según fuentes del Sergas, esos son trajes caducados o usados para ensayos, que se entregaron al personal para que pudiera hacer pruebas de vestirse y desvestirse.

En el Chuvi hay 300 trajes nuevos disponibles. Son de un solo uso y de diferentes tallas. Cubren todo el cuerpo, salvo un óvalo en la cara. Se completan con mascarillas, protección para los ojos, calzas y dos pares de guantes. Si ingresara un paciente, cada persona que lo atendiera consumiría unos ocho trajes por día, según cálculos de la dirección. Si lo atendieran tres personas —una por turno—, serían 24 buzos en un día. En la improbable hipótesis de que se pudieran utilizar los 300, habría disponibilidad para atender a un solo paciente durante doce días.

El Chuvi ha pedido más a las casas comerciales, otros 300. «El mercado está desabastecido, no solo para nosotros, para todo el mundo; son muy pocos fabricantes porque los trajes son muy sofisticados», explicó Víctor del Campo. La industria está produciendo más y los de cada marca tienen unas características estéticas diferentes, aunque la protección es la misma.

La formación continúa. Unos 500 profesionales del Chuvi han asistido ya a sesiones teóricas. A la vista de lo ocurrido en Madrid y de la inquietud del personal, la dirección dio la orden de que se hagan más talleres prácticos, con supervisión individualizada. Ayer en la uci hubo nuevos talleres. El servicio de Medicina Preventiva ha pedido al personal que enseñe a sus compañeros. En urgencias, se designó a pocas personas para que aprendan a ponerse los buzos y luego enseñen al resto.

La formación práctica se ha reservado solo al personal que podría estar en contacto directo con los casos de ébola, porque sería el responsable de la atención: uci, urgencias, obstetricia, medicina interna y pediatría.

Aun así, Del Campo considera que para el personal estos trajes no son algo nuevo. En el Chuvi se conocen al menos desde el año 2000, cuando estalló la crisis de las vacas locas y el Meixoeiro fue designado centro de referencia en Galicia.