Maldita la tragedia

VIGO CIUDAD

05 abr 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

Cada vez que hay una tragedia, los tópicos nos pueden. Se apoderan de todo el mundo. La expresión «error humano» es el recurso perfecto con el que tratamos de explicar aquello para lo que no encontramos explicación. Las víctimas se convierten en héroes porque, a golpe de emoción y homenajes póstumos, sus vidas normales se vuelven ejemplares. Y los políticos (ah, los políticos) se niegan a ser transparentes y facilitar información aunque nunca fallan a la hora de situarse delante de una cámara consolando a las familias de los muertos.

El cuadro se repite cada vez que se produce un misterioso accidente, sea de aviación, de tren o de barco. Lo ocurrido esta semana en una de las bocas de la ría de Vigo con el pesquero Mar de Marín no es una excepción. Sabemos que la persona que llevaba el barco recibió avisos de Capitanía Marítima para variar el rumbo y a pesar de ello acabó colisionando fatídicamente con un mercante, pero ignoramos por qué extraña razón hizo caso omiso de esos avisos. De momento, ahí solo nos adentramos en el terreno de la especulación, dando por hecho que la hipótesis más probable es que haya habido un error del patrón del arrastrero y no de los otros agentes involucrados en el accidente.

En cuanto a los políticos (ah, los políticos) y las familias de las víctimas, en estos casos su relación debería ir más allá de los pésames. Visto que fueron marineros los que recuperaron tres cadáveres del mar tras el accidente, quizás habría que repensar algunas cosas. Por ejemplo, si hay que mejorar los operativos o destinar parte de los gastos que generan patrulleras, helicópteros y demás a darle algún tipo de compensación económica a las viudas y los huérfanos.

Las tragedias deberían dejarnos algo más que tópicos.

diego.perez@lavoz.es