Un estudio saca a la luz los secretos del puente de Traba

Marta Gómez Regenjo
Marta Gómez NOIA / LA VOZ

VIGO CIUDAD

MARCOS CREO

En el trabajo se emplearon nuevas técnicas con láser y radares

21 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El puente medieval de Noia es una de las estampas más reconocibles de la villa noiesa y, sin embargo, hay muchos detalles que todavía se desconocen de su historia. Algunos de esos secretos han quedado desvelados ahora gracias a un estudio de la Universidade de Vigo, que ha «radiografiado» el antiguo viaducto para ver sus entrañas.

El Grupo de Geotecnologías Aplicadas de la universidad viguesa ha utilizado un georradar y láser para, a través de luz y ondas, estudiar el estado de ochenta puentes antiguos de España, entre ellos, el noiés. Utilizando estas técnicas, el proyecto ha servido tanto para testar el estado de los viaductos como para descubrir viejas estructuras.

Es lo que ha ocurrido en Noia. La pasarela que atraviesa el Traba tenía antiguamente un perfil alomado, es decir, que en lugar de ser llano como se conoce actualmente era arqueado.

Actuaciones de restauración

El uso del georradar y el láser también ha permitido distinguir distintas actuaciones de restauración del puente. En este punto, la investigadora Mercedes Solla destaca el uso de materiales modernos en una parte del viaducto. Concretamente, se detectó la presencia de hormigón armado en los arcos primero y tercero.

El empleo de estas técnicas permite «radiografiar» la estructura y conseguir una imagen que permite ver más allá de las piedras, pero luego hay que interpretar esa foto a partir de material bibliográfico. Así, en el caso del puente de Traba las referencias existentes confirman que los arcos primero y tercero sufrieron una actuación posterior y muestran un perfil de medio punto, mientras que el segundo y el cuarto tienen forma ojival. Esta sería la forma que tendrían originariamente.

Técnica validada

Además de para inspeccionar el estado de la pasarela sobre el Traba, el estudio realizado por la Universidade de Vigo sirvió para certificar que las técnicas usadas funcionan debidamente. En las inspecciones subacuáticas que se realizaron antes de la rehabilitación que se hizo del viaducto medieval noiés en el 2010, se descubrió una cavidad causada por la erosión que fue reparada en esos trabajos.

Con el objetivo de validar la técnica, se utilizaron el georradar y el láser para comprobar si detectaban que uno de los pilares había sufrido esa patología, como así fue.