Pazo Baión confía en vendimiar 120.000 kilos de uva «óptima»

Rosa Estévez
rosa estévez VILAGARCÍA / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Los racimos deben ser bien revisados para que no lleguen a bodega con uvas en mal estado.
Los racimos deben ser bien revisados para que no lleguen a bodega con uvas en mal estado. martina miser< / span>

La producción será mayor de la prevista gracias a la acción de las lluvia

10 oct 2013 . Actualizado a las 06:56 h.

Hemos vivido un año especialmente seco, y eso se ha notado en los viñedos de Rías Baixas. Las uvas, más pequeñas de lo habitual, maduraron muy lentamente, lo que obligó a los viticultores a retrasar el inicio de la vendimia. Ese tiempo de descuento, sin embargo, sirvió para hacer cambiar las cosas. Un frente lluvioso, intenso pero breve, permitió a las uvas crecer y alcanzar unas condiciones «óptimas de madurez y sanidad».

Así lo afirmaba a ayer, en Pazo Baión, José Hidalgo, el enólogo encargado de hacer el vino de pago que lleva el nombre de este emblemático lugar. Cuando a mediados de la próxima semana acaben los trabajos de vendimia, en las veinte hectáreas de viñedos que se extienden alrededor del célebre edificio se habrán cosechado unos 120.000 kilos de uva.

La mitad del trabajo

A estas alturas ya ha sido recogido el 40 % de la producción. De esa tarea se encargan, desde hace seis días, 51 hombres y mujeres que, tijeras en mano, cortan los racimos y los limpian de los frutos secos o podridos que pueda haber en ellos. «Hay que estar atento y echar la uva bien limpia, que esto es para un vino selecto», explica con orgullo Manuel. Él es uno de los ex toxicómanos que trabajan en la vendimia de Pazo Baión, en virtud del convenio firmado en su día entre Condes de Albarei y el Plan nacional sobre drogas para lavar la imagen que sobre la finca había proyectado su ex propietario, Laureano Oubiña.

Manuel lleva varios años acudiendo a la vendimia en Baión. Junto a él trabajaba un joven que se hizo un hueco bajo las parras a través de una asociación de ayuda a los drogodependientes de Vigo. Él, que antes de complicarse la vida era representante de una marca de chocolatinas, reconoce que el trabajo es duro. Pero reconoce, también, que es mejor sufrir por las noches el dolor de espalda que quedarse en casa de brazos cruzados. Porque, «si las cosas están mal para todo el mundo, peor aún están para los ex toxicómanos».

Los trabajos bajo las viñas van a continuar hasta mediados de la próxima semana. Al medio centenar de personas que se mueven bajo las parras hay que sumar una docena más de operarios que en las bodegas revisan de nuevo la calidad de los racimos y comprueban que todo vaya como tiene que ir.

José Hidalgo, el enólogo, asegura que a medida que vayan pasado los días, la graduación de las uvas irá creciendo, lo que se traducirá en más aromas y más calidad en el producto final: el vino de pago que dará forma a la cosecha del 2013.