Con él empezó la investigación

Gerardo González Martín

VIGO CIUDAD

CEDIDA

Francisco Bordallo estuvo medio siglo como químico en Anfaco

13 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

francisco Bordallo Costas (Vigo, 1/9/1924-2/4/2012) trabajó como químico medio siglo para el departamento técnico y de investigación de la Unión de Fabricantes de Conservas de Galicia, hoy Anfaco-Cecopesca. Cinco años excedente, vinculado a una empresa pesquera de Mar del Plata. Cuando iba a nacer el Instituto de Investigaciones Pesqueras en Vigo, por 1968, se le ofreció la dirección, que rechazó.

Licenciado en Químicas en Santiago en 1946, se dio de alta en el Colegio Oficial de Químicos de Vigo en abril de 1952, donde tuvo la condición de socio fundador. Fue vicesecretario del citado Colegio en 1962-1964 y 1964-1965 y en la junta general celebrada por la Asociación Nacional de Químicos de España se le nombró vicepresidente de la delegación.

Era extravertido y cordial. Sus amigos lo recuerdan haciendo los cien metros en tantos y tantos tramos del centro de Vigo, estableciendo verdaderos récords: tardaba más que nadie en cubrir ese trecho, porque se detenía a charlar con innumerales personas con las que tenía relación. Conservaba la jovialidad: había sido tuno en la Universidad compostelana y le gustaba contar cómo había actuado como panderetero ante el general Franco, jefe del Estado.

Cuando nació el Departamento Técnico, en 1949 -el primero en España-, se incorporaron los que serían sucesivamente directores del mismo: Francisco López Capont -aquel personaje que fue técnico de la FAO-, Gerardo Cobas González y Francisco Bordallo Costas. Todos tenían la condición de exalumnos del catedrático de Química Orgánica de la Universidad de Galicia Ignacio Ribas Marqués, de los pocos que por entonces había hecho estudios de los productos pesqueros.

Gerardo Cobas, que ha estudiado el devenir del departamento técnico y de investigación de Anfaco, recuerda que, dependiendo entonces de la Unión de Fabricantes (Unfaco), se estableció en un sótano de la calle Marqués de Valladares, cuando presidía la agrupación Antonio Alfageme. Desde que los conserveros se organizaron, allá por 1904, surgió muchas veces la iniciativa de establecer ese servicio en varias ocasiones, pero no se logró. Tiempos muy difíciles los iniciales, porque los técnicos estaban escasos de medios, ni siquiera existía literatura científica en castellano y tuvieron que recurrir a instituciones prestigiosas como L?Ecole Technique de la Conserve y los laboratorios de J.J.Carnaud. Luego establecieron una tupida red de relaciones internacionales y de experiencias en el mismo ámbito, entre las que resultó muy importante el Comité Internacional Permanente de la Conserva. En 1966, con ayuda norteamericana, llegaron a establecer en la Escuela Náutico Pesquera de Vigo una planta piloto de fabricación de conservas.

Calidad

Desde ese departamento se ha velado por la calidad en la producción del sector y por la salud de los consumidores. Con pruebas muy difíciles, como los episodios ya históricos del metílico y de la colza después, que fueron momentos delicados para la industria conservera, que los químicos ayudaron a superar.

El departamento técnico ha sido clave para el éxito de un sector económico tan importante como el conservero tanto en España como en los mercados exteriores. Siempre en relación muy directa con los expertos que tenían la misma encomienda en las fábricas de conservas y semiconservas. Esta institución tan importante, que se había establecido en Marqués de Valladares provisionalmente en 1949, allí siguió hasta que dos décadas más tarde pasó al Areal y ya en 1994, bajo la presidencia de Tomás Massó Bolíbar, se estableció en el campus universitario.

«Me parece justo -comenta Gerardo Cobas- dejar constancia de mi agradecimiento por la eficaz y continua colaboración de Paco Bordallo, en los 50 años que trabajamos juntos en el centro de control y desarrollo de los estudios de la pesca. Además, en tan largo período no tuvimos ni un solo incidente».

Este popular Bordallo estaba casado con Elina Pérez Méndez, hija de un médico muy conocido en su época, Francisco Pérez Alcalde. El matrimonio tuvo los siguientes hijos: Lilí, Paco -que trabaja en una naviera-, la farmacéutica Marisa y Ana.

Nuestro personaje tenía la insignia de oro del Náutico desde 2009, por su vinculación al club con una antigüedad mínima de cincuenta años.

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