Viaje en un balcón flotante

La Voz

VIGO CIUDAD

Una excursión en globo por el sur de Galicia cuesta 160 euros

23 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«Acabo de subir a una familia y una de las personas me decía que tenía pánico, pero al ascender a cien metros empezó a sacar fotografías y a reírse de forma incontenible; estaba impresionada y feliz», relata Alfonso Lubián, propietario de VigoGlobo, dedicada a actividades de ocio con aerostatos.

La oferta de viajes se circunscribe al área metropolitana de Vigo, con la opción de recorrer la distancia existente entre Mondariz-Balneario y Tui, o realizar un itinerario costero por los alrededores de Baiona, aunque esta última posibilidad está condicionada por las condiciones meteorológicas.

Alfonso Lubián, conocido también por sus actividades fotográficas, alude a la «limitación honrada» para impedir que viajen menores de diez años. «La borda de las barquillas tiene un metro y veinte centímetros de altura, así que un niño pequeño no puede ver el paisaje y no disfruta tanto», explica.

El viaje dura algo más de una hora y sigue unas pautas, siempre con la autorización de las corrientes aéreas. «El vuelo se compone de una ascensión inicial de 500 a 800 metros para que el cliente vea el panorama y sienta el placer de estar en un balcón flotante con 360 grados de vista y paisaje a su disposición; en ese recorrido dependemos de las distintas corrientes que haya», explica el experimentado guía.

En sus treinta años como piloto de globos aerostáticos, Alfonso Lubián jamás se encontró con que el vuelo provocase molestias físicas a sus pasajeros, y tiene su propia teoría sobre el vértigo. «Yo sufro vértigo referencial y si me subo a una grúa lo noto porque hay puntos de referencia, pero eso no funciona igual en un aerostato, porque todos nos sentimos seguros en la barquilla, es como una terapia», añade.

Además de las revisiones anuales por parte de Aviación Civil, los globos contemplan una serie de medidas de seguridad que los hacen extremadamente fiables. Los tejidos son más resistentes, la barquilla tiene los bajos acorazados y los quemadores llevan 24 salidas cada uno con doble toma para que, «en caso de despiste, quemes gas y salgas del atolladero», ilustra Lubián. Los globos que vuelan por Galicia, salvo en zonas muy llanas como Xinzo de Lima o la Terra Chá, tienen que ser pequeños porque se aterriza en espacios reducidos, «y si te despistas acabas en el viñedo de enfrente».

Un viaje de una hora y cuarto cuesta 160 euros por persona, aunque ahora se ha puesto de moda un itinerario exclusivo como regalo de bodas que cuesta 600 euros.

jorge lamas

El vuelo en barquilla sirve como «terapia» contra el vértigo al eliminar los puntos de referencia, afirma el piloto