«Me gustaban las novelas policíacas porque me permitían escribir de todo sin imposturas, puedes meter el dedo en el ojo de una forma más sutil; podría parecer que la novela policíaca es más burda, pero es al revés, nos permite ser más sensibles con lo que vemos alrededor, contar cómo son las sociedades a través de sus crímenes».
El escritor aprovechó su reciente estancia en la ciudad para recabar información en Moaña y tomar unos vinos en el local de su tío con familiares y amigos de toda la vida.