Apenas cuatro kilómetros separan Valença do Minho de Tui. Eso es lo que va a provocar que los vecinos de la localidad portuguesa crucen la frontera para acudir al servicio de urgencias gallego. Sobre todo después de que el Gobierno luso les haya cerrado su centro y los derive a otro ubicado a 20 kilómetros. Algunos, además, quieren que su hospital de referencia esté en Vigo.
El comportamiento de nuestros vecinos es lógico, sobre todo en lo que se refiere a las urgencias, pero las divisiones administrativas que establecen los países hace que paguen impuestos en un lado de la frontera y reciban servicio en el otro.
Lo razonable sería que ambos países se pusieran de acuerdo, cada uno asumiera sus gastos y los ciudadanos dispusieran de la mejor asistencia médica posible.