Una paciente del Xeral se rompe la dentadura tras una operación menor para quitarle una verruga

David Suárez Alonso
D. Suárez VIGO

VIGO CIUDAD

La familia denuncia que dejaron sola a la mujer, de 83 años, en un baño estrecho sin avisarle de que había un escalón.

08 sep 2009 . Actualizado a las 21:58 h.

El pasado jueves una mujer de 83 años, Carmen T.A , entró en un quirófano del hospital Xeral de Vigo para someterse a una cirugía menor para extirparle una verruga en el ojo derecho. Una vez finalizada la intervención, la dejaron sola en un baño para que se quitase la bata, los patucos y el gorro pero tropezó con un escalón y se estrelló contra un lavabo. El resultado fue que se rompió su dentadura y la encía.

«Se trataba de un baño muy estrecho y con un escalón. No le advirtieron de que había un escalón peligroso y si me dejan a mí allí probablemente también me hubiese caído. Si tenían prisa deberían haberme avisado para que la ayudase, que estaba a diez metros», relata su hija María de los Ángeles. Estaba en la sala de espera y escuchó los gritos. Le avisaron de que era su madre y cuando llegó al baño su madre, que aún tenía la bata enredada, tenía la boca destrozada y una enfermera poniéndole gasas para detener la hemorragia.

Se rompió la dentadura inferior que era suya, la superior que era postiza en varios trozos, que incluso se le clavaron en la boca y la encía inferior se le parte por su base, quedándole dientes colgando. Su hija lo califica como «un desastre», sobre todo, porque se trata de una persona mayor , con un marcapasos y que toma Sintron, lo cual es muy peligroso por las hemorragias

Pero la familia no solo denuncia este «descuido». También se queja de la actuación médica posterior. A Carmen T.A. la remitieron en ambulancia a Urgencias de Povisa, porque en el Xeral no disponían de medios para atenderla. «En un informe que leí posteriormente dice que mi madre se cayó en la sala de espera, lo cual no es cierto y hay testigos de ello», asegura su hija. En el hospital le dieron unos puntos en el labio y le dijeron que volviese en una semana. «Yo no me podía llevar a mi madre así a casa. Seguía sangrando y tenía los dientes colgando», recuerda María de los Ángeles. Por eso llamó su dentista que tuvo que sacarle los dientes que estaban a punto de caer, le redujo la encía y tuvo que suturarle la boca por varios puntos.

Hoy Carmen sigue pudiendo únicamente ingerir líquidos y a través de pajita. Era una mujer que vivía sola y ahora su hija debe estar todo el día pendiente para darle la medicación y ayudarle. A pesar de haberse liberado de la verruga que le crecía junto al ojo, ahora no sale mucho de casa porque le da vergüenza que le vean así. «Mi madre sigue con la cara hinchada y cuando volvió a casa parecía que venía de la guerra», reconoce su hija.

La familia está pendiente de una evaluación definitiva de su dentista sobre los daños que ha causado el incidente a la paciente aunque ya han puesto el caso en conocimiento de la Asociación el Defensor del Paciente y están barajando medidas legales, ya que consideran que el hospital tendrá que hacer cargo de las curas de mi madre y de la reposición de su dentadura.

El Defensor del Paciente ha instado a la Consellería de Sanidade a que estudie los hechos para depurar responsabilidades. «Los daños y perjuicios que se han derivado de la mala asistencia que la paciente ha recibido, que ha conllevado también unos gastos que se han derivado teniendo que acudir aun privado y que deberían haber sido tratados en un hospital publico sin el gasto que le ha supuesto a la paciente», apunta en su escrito la defensora.