Xosé María Álvarez Blázquez, en su libro «La ciudad y los días», alude a María de Aurora, una viguesa que actuó de correo entre la guerrilla y el interior de Vigo
03 jun 2008 . Actualizado a las 12:13 h.El sexo de Carolo, el misterioso anciano que murió destrozando a machetazos la puerta de la Gamboa en 1809, puede seguir en su sitio. Ya no es necesaria una labor de travestismo histórico para simbolizar el papel de la mujeres viguesas en la Reconquista de la ciudad a los franceses. Este papel puede ser asumido por una viguesa llamada María de Aurora. La clave está en una lectura pausada del libro La ciudad y los días , de Xosé María Álvarez Blázquez, recientemente editado en gallego por Edicións Xerais.
Hace unas semanas, cuando el teniente de alcalde de Vigo presentaba los actos del bicentenario de la Reconquista, se incluía un apartado dedicado a resaltar el papel de la mujeres en aquellos actos. El argumento de aquella actividad llegaba a plantear la posibilidad de que el misterioso Carolo podría haber sido en realidad Carola.
Esbelta y valerosa
Xosé María Álvarez Blázquez alude a una «esbelta y valerosa» joven viguesa, llamada María de Aurora, y la hace protagonista de las labores de correo entre los guerrilleros y los vigueses que se encontraban en el interior de las murallas de Vigo, en manos del ejército napoleónico desde finales de enero al 28 de marzo de 1809.
La ocupación de Vigo se fue convirtiendo para los franceses en un calvario ante el hostigamiento al que eran sometidos por las partidas guerrilleras que se fueron formando en los alrededores de Vigo. Llegó un momento, en el que las tropas mandadas del coronel Chalot no podían salir de las murallas de la entonces villa, y tampoco dejaban salir a mucha gente, para evitar los contactos con el exterior. En este contexto, María de Aurora actuó de correo entre los vigueses de dentro y de fuera de los muros de Vigo. «Agarda aínda a pluma emocionada que faga revivir a extraordinaria existencia daquela muller, a quen os soldados franceses facían as beiras e, ao propio tempo, respectaban coma con santo temor», escribe Álvarez Blázquez en su calendario histórico de la ciudad.
El estudioso polígrafo afirma que esta mujer logró convertirse en el enlace más eficaz de las fuerzas antifrancesas gracias a su «predicamento e hábil simpatía». Xosé María Álvarez termina sus alusiones a esta figura novelesca, afirmando que la enigmática María de Aurora finalizó sus días entregada al cuidado de los enfermos del hospital, que estuvo situado en el Areal, en la misma calle que durante años se denominado de esta misma manera.