Las aldeas castreñas son ya todo un símbolo en Vigo

La Voz

VIGO CIUDAD

26 jun 2004 . Actualizado a las 07:00 h.

Abundan las aldeas castreñas en Vigo. Besada por el mar y acariciada por fina arena está la de O Bao, frente a la isla de Toralla. Está también la del Monte del Castro, reducida ésta en superficie y número de castros, pero seguro que amplia todavía bajo las tierras de la ladera donde se aposenta. Según algunos expertos allí pudo tener asentamiento la segunda villa viguesa huyendo de las embestidas de las olas marinas. Calle Rosalía En los tiempos últimos de la antigua era y en los primeros siglos de la nueva hubo sin duda extendida presencia de viviendas en la zona comprendida en el entorno de la calle Rosalía, como prueba el sinnúmero de restos que han venido apareciendo en los últimos tiempos en esa área urbana. Algunos de los que allí tenemos en la actualidad asiento residencial sentimos un especial respeto cada vez que añoraba algunos de tales vestigios en cuanta obra nueva veía la luz en la zona. Lógicamente la prima dona de los castros corresponde sin duda a la gran citania del Tegra guardés, resguardada de vientos marinos y aupada a mitad de la escalada hacia la cumbre tan hermosamente sugestiva y dominadora de océano y río. A esta visita le seguiría en méritos de interés la ponteareana Troña, más exigua que la anterior, pero igualmente impregnada de emotivos mensajes. De paso, y mientras la mirada se vierte sobre el valle del Tea y el pulmón se baña en aire puro, puede uno rememorar la leyenda de aquella serpiente que, para su hartura, había de ingerir cada día un animal doméstico de los vecinos de Pías y que sólo pudo ser muerta por una inédita comida consistente en un larguísimo ovillo de lana tejido por las lugareñas. El caso de Pías Y ya que estamos allí, podíamos rendir visita a la peña que, en proximidad del río en la misma Pías, dicen que esconde un espléndido tesoro, pero también una tremenda y mortal trampa, consistente (esta última) en un inmenso depósito de alquitrán que puede explotar en cualquier momento y sin previo aviso.