Noches de «barra libre»

B.R. SOTELINO VIGO

VIGO CIUDAD

XULIO VILLARINO

Un espectáculo de camareros «sexy boys» calienta cuatro días a la semana el verano en Vigo. El «bodyshop» con nata es uno de los números más populares El termómetro del Tsunami parece el estadio de fútbol del Valencia. También lestalla todo allí dentro. En el Tsunami, el erotismo se sirve en barra, como el chorizo. La temperatura sexual sube al mismo tiempo que los fornidos camareros que sirven copas en el bar con más calentorros/as por metro cuadrado de Vigo, se suben al mostrador para trabajar.

09 ago 2000 . Actualizado a las 07:00 h.

El sistema funciona así. Ellos las calientan y alrededor hay manadas de «bomberos» dispuestos a apagar incendios. Ellos ponen a las chicas lo que les piden, pero ellas pueden pedir algo más que bebidas. De hecho, la «gracia» está en que hay mujeres -muchas- que celebran así cumpleaños y despedidas de soltera: «¡Angelica, pasa detrás de la barra!», anuncian por un altavoz mientras suena una sirena de emergencia y Angelica obecede encantada. La chica y el boy intercambian unas palabras al oido y ambos saltan al escenario-barra. Entre los números más populares está el body shop (nada que ver con los productos de belleza). El del Tsunami tiene mucho de body y nada de shop. Tiene muchas calorías y el bote de nata es imprescindible. Ella o el -colocados en horizontal, en vertical o en escorzo- pueden decorar el cuerpo del otro como una tarta de boda y empezar a succionar azúcares ante un público interesadísimo en el festín goloso. Pero también se producen unas interesantes piruetas con un tubo de ensayo como protagonista. «Striptease» Para el striptease hay que quedarse hasta última hora y celebrar con la vista un aniversario cada cuarto de hora, más o menos. Los camareros, look australiano modelo Geyperman en gayumbos, tiran costantemente de un rollo de papel gigante que tienen en una esquina para limpiarse los restos de nata -si es que queda- y el sudor. No es de extrañar. Se suda mucho. Mark, Ivan, Adri y Abel (llevan sus nombres tatuados en sus respectivas tetas izquierdas) son los camacachas de la noche. Los sábados necesitan refuerzos. No dan a basto. Hay mucha necesidad, parece ser.