Avelino Bouzón, archivero de la catedral de Tui: «Galicia va lenta digitalizando sus archivos»

Carlos Punzón
Carlos Punzón VIGO / LA VOZ

TUI

Oscar Vázquez

Custodia y pone en valor en el Archivo Diocesano tudense uno de los fondos documentales más relevantes del patrimonio gallego

06 nov 2021 . Actualizado a las 18:55 h.

Padres, abuelos, bisabuelos, tatarabuelos, trastatarabuelos, rebisabuelos... tejen un hilo invisible, discontinuo en el interior de un enjambre de estanterías en el interior del Archivo Histórico Diocesano de la catedral de Tui. Es el ADN documental de una buena parte de quienes habitan la provincia de Pontevedra. Legajos, papeles y partidas dan fe de vida, de existencia, de consanguinidad y pertenencia de miles y miles de personas cuya llegada al mundo, enlaces matrimoniales y muerte forman uno de los tesoros que alberga el templo tudense. «He llegado hasta el año 1600 identificando aquí a mis antepasados», dice con satisfacción profesional y notarial del devenir de sus propias raíces Avelino Bouzón (San Martín de Ventosela, Redondela, 1946), archivero del fondo creado en 1974 y que se nutre con la documentación de las iglesias del obispado.

«Los años pasan rápido, la vida es muy corta», reflexiona a sus 75 de vida y 50 de sacerdocio rodeado de documentos con siglos encima que emergen por todas las esquinas, mesas y cajas. «Mi despacho es una leonera», ríe, mientras investigadores de bata blanca y guantes entran y salen con cara de llevar en sus manos un trozo de historia irrepetible.

Avelino Bouzón es dinámico. Estructura su conversación sabiendo a dónde quiere llegar, citando vivencias por el aire como profesional acostumbrado a discernir lo antiguo de lo trascendente, y deteniéndose en el recuerdo que expande su memoria argumental. «Hay que ejercitarla todos los días», recomienda, «hacer listas de nombres, de sitios...».

De su cabeza salen descripciones de una infancia feliz en lo alto del monte Espiño, con la ría de Vigo como fondo. La niñez la liga especialmente a una bicicleta que le dio la libertad a los 14 años, una Orbea de mil pesetas que le regaló su madre. «Es una de las cosas que más ilusión me ha hecho en mi vida. Pensaba que con ella podría llegar a Japón. ¡El mundo al alcance de mis pies!», una sensación que dice volvería a sentir cuando vivió en Roma desde 1983 para estudiar archivística y biblioteconomía en la Scuola Archivística Vaticana. «Convivía con gente de todo el mundo», rememora recreando un escenario de multiculturalidad que solo podía barruntar cuando daba pedales en su aldea de Reboreda.

De allí salió aún niño directo al Seminario de Tui. «Era religioso pero nunca había practicado mucho», confiesa. «He tenido maestros magníficos y eso es decisivo, como que mis padres me incitasen a la lectura. Eso me ha hecho reflexivo», traza su historia Avelino añadiendo más detalles de su vida. «Un día, no sé cómo, me vino un fogonazo y le dije a mi maestro que a mí me gustaría ser sacerdote. Respondió: ‘Al seminario van los chicos buenos y tú eres un gamberro’, me dijo. Caminé unos pasos y me sentí feliz de que me hubiese dicho que no valía, porque la verdad es que lo fui pensando inmediatamente y ya no quería ser cura. ¡Pero Dios y la vida cambian las cosas!». Llegarían doce años de formación en humanidades, filosofía y teología para un joven aspirante a sacerdote que sigue dando clases y al que los estudios siempre le han ido bien, el deporte, también. «No me gusta cuando la gente dice que va tirando. Hay que luchar contra la mediocridad, no conformarse», sigue acuñando consejos.

Seguramente le dará más trabajo en el archivo, pero Avelino Bouzón recomienda que cada uno busque sus raíces, trate de comprender de dónde viene, quiénes fueron sus antepasados, qué hicieron en esa carrera de relevos de la vida y que en una parte está escrita en los fondos que custodia. «Vienen muchos universitarios y gente que quiere hacer su genealogía, porque esta no solo guarda el dato de ser hijo de tal, también describe el ámbito sociopolítico-cultural de un momento».

Para él, los archivos de la Iglesia son los más fiables. Y por ello lanza una queja. «Todo esto tenía que estar digitalizado. Hay naciones con menor poder económico que España y tienen todo digitalizado. Algunas autonomías españolas también. Estamos hablando de infinidad de documentos históricos y la Iglesia ha hecho y sigue haciendo mucho por conservarlos lo mejor posible, pero Galicia va lenta digitalizando. La Administración debería tener un proyecto para llevarlo a cabo, por la comunidad y la historia». Y advierte Avelino Bouzón. «Hay grupos religiosos que se están adelantando», apunta aludiendo a los mormones. «Invierten y recuperan, vienen y ofrecen mucho dinero. Aquí estuvieron no hace mucho, y les tuve que advertir que hay un documento de Roma que dice que el motivo por el que lo hacen es contrario a los principios de la religión católica y por tanto no se les debe facilitar esos documentos. Un negocio», afea, mientras recuerda que el acceso al archivo de la catedral de Tui es libre, pero ¡ojo! «Hay que saber a qué se viene, que no somos tenderos».

Álbum familiar

EN DETALLE

- Primer trabajo 

- Cuando me ordené sacerdote en 1971 empecé en Santa Clara, en Barreiro (Vigo). Era una época de muchos conflictos. Allí me enseñaron que las clases no son una broma, hay que darlas con seriedad.

- Causa a la que se entregaría 

- A la que estoy entregado. ¡Es la mejor! Es lo que les digo a mis paisanos y si encuentran algo mejor, que me lo digan.