La cosmética que preserva el planeta desde Tui

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

TUI

Oscar Vázquez

La química chilena Lissette Anziani dejó su trabajo en una planta de Pescanova en la Patagonia para probar suerte en Galicia y acabó empleada en la automoción y creando la firma vegana Kóoch Green Cosmetics

25 mar 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Según la mitología americana, Kóoch es el dios creador de todas las cosas cuando solo había oscuridad. El nombre de esa deidad de los tehuelches que habitaron la Patagonia es el elegido por Lissette Anziani, emprendedora chilena residente en Tui, química de formación, que hace cinco años comenzó a vivir la aventura de crear una pequeña empresa de cosmética basada en el respeto a los animales y al medio ambiente, además de formular productos menos agresivos para la piel.

Tras casi una década ligada al sector de la automoción, su conexión con la cosmética natural le llegó de una forma casual, cuando en el 2016 apuntó a su madre, en una de sus visitas desde Chile, a un curso para aprender a hacer jabones para entretenerla mientras ella trabajaba. «A raíz de ahí empecé a interesarme e investigar propiedades de los ingredientes naturales, que podían ser tan buenos o mejores que los de la cosmética convencional. De ahí pasé a formular pequeñas pruebas de cremas en casa, pero para mí», cuenta. Un año más tarde se planteó profesionalizar aquella nueva afición, valorándola como una opción de negocio que le permitía regresar a su pasión por la química y relacionarla con el medio ambiente, ya que la conservación del planeta también forma parte de sus preocupaciones. «Estuve buscando fabricantes y requisitos para desarrollar una línea natural y vegana y así nació Kóoch Green Cosmetics», resume.

Paralelamente a ese proceso, ella siguió empleada en el Centro Tecnológico de Automoción de Galicia, donde lleva 14 años y es responsable de Calidad y Medio Ambiente, área a la que siempre ha estado ligada en su profesión. «Lo compatibilizo porque además de que mi labor en el CTAG me gusta, es un trabajo estable que me da soporte para poder continuar esta aventura. El tiempo de ocio que pueden tener otras personas y los beneficios que saco, yo los reinvierto en investigación, creación de producto, desarrollo de packaging, etcétera», asegura.

Los primeros productos que sacó al mercado con su marca fueron un agua micelar para desmaquillar, una crema y un champú. Al año siguiente creció la lista con un contorno de ojos, después desarrolló muselinas de algodón orgánico para desmaquillar que evitan los residuos, y hace dos meses lanzó unas ampollas antioxidantes, hidratantes con un activo oleoso para evitar el envejecimiento de la piel. «No me gusta usar el término antiedad como si cumplir años fuera malo», argumenta.

La química y empresaria trabaja en colaboración con otros expertos. «Tengo dos formas de hacerlo, con laboratorios formuladores y asesores técnicos a los que les especifico qué tipo de producto busco, ingredientes y activos que quiero, y con el laboratorio que los fabrica, que aconsejan en base a su experiencia», explica. Pese a que su producción es pequeña, ha logrado situarse en el sector con puntos de venta como El Corte Inglés además de tiendas de productos orgánicos y su propia web.

Para quien no esté familiarizado con la cosmética vegana, Anziani aclara que no usa ningún ingrediente que sí se puede utilizar en la natural, «como la leche de burra o la miel», ejemplifica. En este caso, emplean elementos como el aloe vera, el ácido hialurónico a partir de la hidrolización del maíz o un tipo de alga que regenera el colágeno de la piel. La CEO de la firma independiente opina que aunque España está a la cola en Europa en el terreno del veganismo, tanto en alimentación como en productos de belleza, limpieza e higiene, «desde que empecé ha avanzado mucho y el interés de la gente es cada vez mayor». Los animales, así, viven un poco más tranquilos, aunque aclara que no solo reivindica esta filosofía por salud sino también por sostenibilidad. «Lo que busca la cosmética vegana es mantener a los animales los lejos de la producción si hay alternativas para que no sean explotados ni sufran», resume.

Un poco de historia.

De la tierra del fin del mundo a O Porriño y Tui . La elección de la denominación patagónica para su marca no es casual, porque Lissette dejó una tierra del fin del mundo en el sur del globo para estar cerca de la otra, al norte. La joven empresaria lleva 15 años en Galicia y ha vivido en Vigo y en Nigrán antes de asentarse en Tui. Su relación con Galicia le viene de su empleo en la planta de Pescanova en la Patagonia chilena: «Tenía 26 años y aunque es preciosa, no me quería quedar allí. Me vine a probar suerte, sin nada arreglado, a buscar trabajo en la central de Pescanova aquí, pero no había vacante y entré en el CTAG con una beca por seis meses».