Un pupitre al aire libre y con maravillosas vistas al río Miño

Monica Torres
mónica torres TUI / LA VOZ

TUI

Decenas de personas se fotografían en una antigua mesa de colegio instalada en Areas de Tui a modo de mirador

20 ago 2020 . Actualizado a las 13:39 h.

Volver a clase minimizando los riesgos de contagio mediante la norma de las distancias mínimas sería mucho más fácil si las aulas estuvieran al aire libre. La imagen que este fin de semana han conseguido diseñar unos vecinos de la parroquia de Randufe (Tui) refrenda el dicho, porque vale más que mil palabras. La moda de instalar bancos, sillas y columpios en lugares de interés paisajístico tiene ahora una versión singular a orillas del Miño. Las maravillosas vistas del tramo internacional del río se pueden disfrutar, mojándolos incluso en el agua, desde un pupitre.

El mueble, en este caso, ya estaba hecho y guardado en el domicilio de los dueños del bar Pancho Cultural, de Randufe. Se trata de un antiguo pupitre de escuela como el que utilizaron casi todos los que aprendieron a escribir y a leer hace más de medio siglo. «Xa levaba anos na casa porque os meus pais queren facer unha especie de museo rural e teñen moitas cousas gardadas, pero tamén hai tempo, dende que escoitamos falar deses bancos con vistas que comezaron a proliferar polo país, que estabamos a pensar en buscar o mellor mirador para o pupitre», explica Telmo Alfaya.

No tardaron tampoco mucho en decidir la ubicación «porque o tramo do Miño que pasa pola parroquia de Areas é precioso e é un lugar moi tranquilo ao que eu xa ía de neno», explica Alfaya.

«Cando coinciden as cousas é cando se fan», contesta sobre la elección del momento. Muchos de los comentarios que ayer empezaron a circulaban por las redes con fotografías aludían a una alegoría, aunque nunca habría sido intencionado, sobre la vuelta a clase. Entre las valoraciones, hubo quien apuntó a un espontáneo homenaje a los niños que sobrellevaron el confinamiento o a la importancia de llevar la educación a todos los medios, y viceversa. Dice su promotor que la única intención de la iniciativa, sin embargo, es la de la que sirva para visibilizar la belleza del lugar que ya comenzó a disfrutar de niño, cuando era una concurrida zona de baño.

Con la vuelta a clase en el aire, debido al coronavirus, a los que les faltó tiempo ayer para sentarse de nuevo en el pupitre fue a un nutrido grupo de vecinos de la zona que, tras saber de la instalación del pupitre, se hicieron las primeras fotografías en el lugar. Con inmejorables vistas, acudieron a inmortalizarse y a dejar filosóficos mensajes y pensamientos sobre la propia madera del tablero.

No existe peligro de caída al río porque los artífices, artistas ya para quienes han podido disfrutar del mobiliario del lugar con vistas directas a dos puentes internacionales y a Valença, consiguieron soldar el pupitre a la plataforma del antiguo embarcadero.

Hubo quien hasta se llevó la libreta de casa para rentabilizar la clase al aire libre y salir en la foto con ella. Por supuesto, manteniendo la distancia de seguridad, ya que solo ocuparon los dos bancos del pupitre, sin mascarilla quienes viven habitualmente bajo el mismo techo, protagonizando además las instantáneas más románticas. La composición ha devuelto el valor a un icónico lugar de baño, habitual también para los mismos que aprendieron con regla y pupitre.