En los Seminarios, la educación para el futuro pasa por regresar al pasado

Pablo Varela Varela
pablo varela REDACCIÓN / LA VOZ

TUI

PACO RODRÍGUEZ

Los colegios de Santiago, Ourense Lugo y Tui apuestan por personalizar el trato a los alumnos y orientar su talento

24 may 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

Es raro el caso de los alumnos de un Seminario Menor que no quedan ligados a la institución de cara al resto de su vida. En Galicia hay cuatro: Ourense, Santiago, Lugo y Tui. Y estos días, todos readaptan su organización académica a las nuevas vías telemáticas para que los alumnos no pierdan comba en la enseñanza de cara al tramo final de curso.

En la ciudad de As Burgas, Segundo Fernández Movilla es el rector. Google y la aplicación de videollamadas Zoom son estos días sus grandes aliados, pero él sigue apostando por la presencia física como la vía para sacar lo mejor de sus estudiantes. «Se suprimieron las clases presenciales por la aparición de la epidemia y la correspondiente cuarentena, pero hemos seguido en contacto con ellos. Buscamos una personalización. Acompañarles académicamente, pero también aconsejarles en el terreno personal y lo espiritual», explica.

En Ourense hay 90 alumnos, el grueso de todos los que han optado por esta vía para estudiar Secundaria y Bachillerato en Galicia. En Santiago, 60. Tui acoge a 36 adolescentes y, Lugo, mientras tanto, a 34. Nico, de 17 años, vive en la ciudad amurallada. Es su último año como interno allí, y todavía no ha decidido qué hará al cumplir la mayoría de edad, pero sí sabe que tras de sí dejará amigos para siempre. «Si tengo que describir esto en una palabra, sería como ‘familia’. Sé que siempre van a estar ahí. Puede que no sean mi familia de sangre, pero aquí me han enseñado valores que cuando lo piensas también van más allá de lo académico», cuenta.

Formación en valores

Juan Piteira, formador en el Seminario Menor de Santiago, estuvo cinco años interno antes de dar el salto a la universidad. «Ahora ya tengo 30 y pico», bromea. Él es el ejemplo de que al cerrar las puertas para empezar una nueva etapa, esas puertas siguen abiertas. «Creas muchos lazos con los compañeros. En mi caso, mantengo muy buena relación con casi todos los que estuvieron en mi promoción», dice. Él alude a la formación en «valores». «Me refiero a la forma de ser y de actuar, a la corrección en el tratamiento a las personas basada en una educación humanista-cristiana. Eso sigue presente en centros como este», valora.

Piteira da importancia a esa trayectoria hasta los 18 años porque «imprime carácter, un hábito de trabajo constante basado en la autodisciplina y en medir los tiempos». Pero además, entendió que evolucionaba «porque el seguimiento que hacían los profesores denotaba que sabían quién era y que se preocupaban por ayudarme. Hablamos de una forma de estar contigo que es prácticamente única».

No solo los maestros les seguían la pista. Una asociación de exalumnos, conformada por gente de varias generaciones, hace reuniones anuales para no perder el contacto. «En algunas te encuentras a personas que ya estaban cuando el Seminario de Santiago aún se estaba acabando de construir. Y hablamos de años que igual se van a finales de los 50, así que es un ambiente sencillo y fraternal», concreta.

El tercer hijo de Santiago

En Tui, el tercer hijo de Santiago podría acompañar a sus otros dos hermanos, más mayores, de cara al curso que viene. Mateo y Telmo ya tienen 15 y 17 años, así que al menos uno de ellos está a las puertas de terminar. «Y yo creo que está siendo una experiencia positiva. Cuando mis hijos terminaron sus años de Primaria, vimos la necesidad de buscar un colegio por la zona que pudiese dar una continuidad a la formación moral que en nuestra familia entendíamos idónea: el trabajo duro y la justicia. Así que realmente no nos valía cualquiera», dice.

Al principio, la idea de los padres era que los dos jóvenes asistiesen a clase y después regresasen a su hogar por la cercanía, «pero al final ellos querían quedarse porque allí se encontraban bien». Ahora, tanto Santiago como sus hijos esperan que vuelva la normalidad tras el confinamiento para regresar a clase. «Ellos echan de menos la rutina de acudir y también el ambiente de allí, porque están sus amigos», justifica.

En este sentido, el rector de Tui, Fernando Cerezo, subraya que los alumnos internos también tienen más participación en las actividades porque invierten gran parte de su tiempo en el recinto, lo que genera un sentimiento de implicación.

La defensa personal y el «crossfit», actividades de nuevo cuño para los estudiantes

La adaptación a los nuevos tiempos es una cuestión que ha preocupado en los últimos años a los Seminarios Menores de Galicia. Para saber llegar a los jóvenes, entendieron que debían escuchar o atender sus intereses actuales. «Y en Ourense creemos que ellos no son solamente el futuro, sino que ya son el presente. Mantenemos actividades como la obra social, pero también hemos empezado a trabajar con defensa personal o la crossfit school», dice Segundo Fernández.

En Tui, mientras tanto, aprovechan el tirón del deporte y sus pistas de pádel para que sus alumnos aprovechen las instalaciones y la cercanía a Vigo, con visitas esporádicas al estadio de Balaídos. Pero el contacto con el club de fútbol de la ciudad también llega a la inversa. El año pasado, con el sexagésimo aniversario de la independencia del Seminario Menor con respecto al Mayor de la urbe olívica, organizaron una agenda de actos en la que tuvo participación Carlos Mouriño, presidente del Celta. «Echamos la casa por la ventana para darnos a conocer, porque detectamos que hasta vecinos de Tui no tenían constancia de nuestra actividad y puede que la culpa también fuese nuestra», dice Fernando Cerezo, rector de Tui.

En Santiago, mientras tanto, compatibilizan deportes como el fútbol o el baloncesto con el desarrollo de grupos de teatro y la formación musical en por ejemplo, la guitarra. Pero tampoco descuidan las iniciativas de índole social: «Acudimos a hacer tareas de asistencia en asilos y también a colaborar con el personal de Cáritas, porque te encuentras muchas realidades diferentes a la tuya y a menudo son muy duras». Nico, uno de los alumnos de Lugo, es de los que durante su trayectoria en el Seminario ha acudido a parroquias para saber en qué podía ayudar.