Franco inaugura la cruz de los caídos

La Voz

TUI

El dictador recorrió varios puntos de la ciudad

14 sep 2016 . Actualizado a las 04:00 h.

Francisco Franco tuvo un largo día de inauguraciones el 14 de septiembre de 1961. Su agenda le llevó desde la Estación Marítima hasta las Cíes, pasando por O Castro y Pontesa, en Ponte Sampaio. Y aún le quedó tiempo para visitar la factoría de Citroën, en donde preguntó «con insistencia pormenores y datos de la fábrica». «Franco, hoy entre nosotros», anunciaba la prensa.

El alcalde Salvador de Ponte y Conde de la Peña exhortaba a la ciudadanía para que aprovechase «esta gran ocasión para ofrendarle nuestro merecido entusiasmo, cubriendo de ovaciones el paso del héroe de la Cruzada, que llevará hoy a las Cíes, grandioso umbral de Europa, reflejos de imágenes que jamás temblaron sobre las aguas de nuestro mar del cancionero con tanto ardor, bajo el palio del alto cielo en un no lejano horizonte de maravillosas esperanzas....».

El caso es que a las once de la mañana, el Caudillo desembarcaba del Azor en el puerto y daba su visto bueno al edificio de la Estación Marítima, operativo desde 1959. Media hora más tarde, el Generalísimo ya estaba al pie del O Castro, donde daría el beneplácito al monumento a los caídos. «Un monumento dedicado a quienes ofrendaron su vida en la heroica tarea de hacerla Una, Grande y Libre», se decía en la prensa al día siguiente. Se aprovechaba la estancia del dictador para recordar que durante la guerra habían muerto 330 vigueses en el bando sublevado. El conjunto fue diseñado por el arquitecto municipal Emilio Bugallo Orozco y contó con el trabajo escultórico de Xoán Piñeiro.

A las 11.50 horas, la comitiva del Jefe de Estado entraba en la factoría de Citroën, en donde no debió de permanecer mucho tiempo porque a la una de tarde, Franco estaba inaugurando la fábrica de Pontesa en Ponte Sampaio. Tras esta etapa, el Caudillo se retiró a su barco para comer.

Tras el almuerzo, Franco se dirigió a las Cíes donde iba a recibir el homenaje de la provincia en forma de obelisco. Se trataba de un mamotreto de 21 metros de altura, realizado en hormigón y piedra blanca de Tui y verde Compostela. Era la materialización del homenaje de los ayuntamientos de la provincia a Franco con motivo del 25 aniversario de su jefatura de Estado. En una de sus caras se podía leer: «Español: En piedra noble, como la perennidad de su ejemplo, los pontevedreses rendimos este homenaje a Francisco Franco Bahamonde. Nos devolvió la patria con su invencible espada». Fue derribado.