26 mar 2011 . Actualizado a las 06:00 h.
Tui y Valença quedaron físicamente unidas el 10 de octubre de 1884, pero, para evitar la propagación de enfermedades, no fue hasta dos años después cuando esta infraestructura comenzó a ser utilizada. Fue Pelayo Mancebo de Agreda el artífice de este pionero puente internacional sobre el río Miño que cumple 125 años de uso sin perspectivas de jubilación y con solera suficiente como para no amedrentarse ante la llegada de la alta velocidad.
Otros cuatro pasos transfronterizos se construyeron desde entonces y, un quinto está de camino. Pero solo este viaducto, atribuido por error popular a Eiffel, se ha convertido en el símbolo de la eurorregión. Como en otras tantas ocasiones, la fama recayó en el más reputado, pero fue el proyecto de Pelayo Mancebo el que desbancó al mismísimo equipo del mago del hierro. La influencia en el diseño, las similitudes con el sistema de soldadura francés de la época y tesis que sitúan a Mancebo de Agreda como discípulo de Eiffel, dejaron en el olvido al verdadero autor de una obra ya elevada a monumento.
El ferrocarril, símbolo del progreso en plena revolución industrial, supuso también la unión de dos pueblos. El puente, considerado en la actualidad como una obra maestra de la ingeniería, abrió la puerta a una dimensión comunicativa sin precedentes, que catapultó a sus poblaciones hasta transformarlas en un área con un gran potencial de crecimiento en el marco de la eurorregión.