«Imagina lo que es desayunar, comer y cenar con todo lleno de moscas y ZZ en mano»

Monica Torres
Mónica Torres TOMIÑO

TOMIÑO

Mónica Torres

Vecinos de la parroquia tomiñesa de Carregal, desesperados por una plaga de insectos: «No nos deja vivir»

15 abr 2023 . Actualizado a las 00:30 h.

Una plaga de moscas mortifica a vecinos de la parroquia tomiñesa de Carregal. Aseguran que llevan semanas aguantando la presencia de los molestos insectos, pero que realmente es el cuarto año que se repite la plaga y que ni siquiera en los meses fríos de invierno consiguen librarse totalmente de ellas.

«Nadie se imagina lo que es desayunar, comer y cenar con todo lleno de moscas y el ZZ en la mano», advierte Ana.

Hace diez años que reside con Jonathan Juanes en una casa de esta parroquias. «Ya viví en el rural y sé que hay moscas, pero nada como esto y ya llevamos tres años. Vivir así es horrible y afecta hasta los nervios», afirma.

Han colocado mosquiteras en todas las ventanas y tienen un arsenal de espray matamoscas y tiras adhesivas para intentar detener la ofensiva de los insectos, pero no hay tregua.

«Nuestros hábitos dependen de las moscas y ya estamos pendientes de los suyos porque, por ejemplo, si hay tormenta o mucho calor hay aún más. Tenemos un ritual por el que solo se abre de cada vez la ventana que tiene menos moscas para airear, echamos el insecticida cuatro o cinco veces al día y luego, cambio de cintas adhesivas en la casa y en el garaje», explica Jonathan. La ingente cantidad de cadáveres que tiñen de negro las cintas que cuelgan de los techos evidencia la eficiencia del sistema, pero hay decenas siempre que siguen revoloteando alrededor.

«Es un problema de salud pública y hay que solucionarlo», insiste Ana. En reiteradas ocasiones, dice, avisaron al Concello y ayer mismo, apuntan, «vinieron de Medio Ambiente a coger muestras porque las mandan a analizar a la Universidade de Vigo». «Estamos desesperados porque ya van cuatro años. Nunca llegan a desaparecer de todo, pero en marzo llegan a miles y realmente así no se puede vivir», afirma esta pareja que, a través de las redes, ha dado con muchos más vecinos afectados en la zona e incluso en otras parroquias lindantes.

Las moscas lo invaden todo, advierte su vecina Erea Barbosa, especialmente molesta y preocupada porque tiene un bebé y nadie quiere excederse con los espray por las posible afecciones. «En el cumpleaños de mi hijo tuvieron que levantarse los veinte invitados porque toda la mesa se puso negra de moscas y las cintas llenas y así todos los días, las ventanas y los muebles negros», explica esta joven. «Llevamos así desde el 2019 y no creo que la solución sea recoger muestras como nos dicen. Mi hijo, un niño que está gateando ahora, se empieza a comer las moscas aunque estés limpiando seguido, creo que si le hacen una radiografía le van a salir moscas en el estómago», dice intentando quitarle hierro a una situación que asegura la mantiene en vilo. «Yo ya llamé al Concello el año pasado, pero aún nadie se puso en contacto conmigo. Nos dicen que estamos en el rural y que es normal que haya moscas, pero mis padres llevan aquí toda la vida y nunca se vio nada así», explica Erea. A través de las redes sociales son más de una decena los vecinos que han hecho públicos casos similares que alguno relata como un «infierno» y plantean hacer una recogida de firmas para urgir una solución definitiva. Nadie les ha dado ni motivo ni solución, pero casi todos desconfían de los cultivos.

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«En cuanto se abona alguna de las grandes parcelas aparecen más moscas. No sabemos si es por fertilizantes o por qué sustancia, pero parece que nuestra principal hipótesis es que tenga que ver con los abonos», sostienen los afectados temerosos ante la llegada de la época de calor.