La poda, labor imprescindible para que haya aceitunas en la próxima campaña

Maruxa Alfonso Laya
M. Alfonso REDACCIÓN / LA VOZ

TOMIÑO

CEDIDA

Altos de Torona, la primera explotación que combina olivo y viñedo, inició esta semana la tarea en su finca de Tomiño

29 mar 2020 . Actualizado a las 20:43 h.

Hace ya semanas que los viticultores gallegos comenzaron las tareas de poda. De hecho, en muchas plantaciones estas ya han terminado. Pero en Altos de Torona, bodega en la que la viticultura se combina con la explotación de los olivos de forma pionera, el fin de las labores en el viñedo significa el inicio de esta misma tarea en el medio millar de árboles que hay en su finca de Tomiño, que tiene una extensión de 93 hectáreas y es la más grande de la denominación de origen Rías Baixas. Esta misma semana han comenzado con la limpieza de los olivos con un objetivo claro: asegurar que estos producirán de nuevo la mejor aceituna para la próxima campaña. «El olivo sufre de vecería, si no cuidamos las ramas y no las podamos, estas se van a quedar viejas y dejarán de producir», explica Susana Gulín, técnica responsable del viñedo en esta firma.

Asegura Gulín que los olivos se podan de forma diferente cuando tienen una función ornamental que cuando son para producir. «Los nuestros eran olivos que, antes, tenían una función ornamental. Cuando decidimos ponerlos a producir se hizo una poda drástica, para que se pudiera recoger producción», asegura. Eso fue en el 2017 y, desde entonces, se han recogido ya dos cosechas para hacer el aceite de Altos de Torona.

Cuando acometer la tarea

Normalmente, los trabajos de poda se realizan cuando se termina la recolección de la cosecha, que fue durante el pasado mes de octubre. Pero en esta firma tiene que combinar el cuidado de estos árboles con el del viñedo, de ahí que comenzara la poda por la vid. Ahora que esta ha terminado le toca el turno a los olivos. «En zonas donde es posible que haya heladas cuanto más tarde se pode mejor, porque si no esos brotes que nacen nuevos puede sufrir daños», añade Gulín. Así que las tareas que esta semana comenzaron en la finca «están dentro de la época normal». En cada árbol, los técnicos tardan entre quince minutos y media hora en realizar el trabajo, dependiendo del tamaño del mismo. La finca cuenta con medio millar de árboles de las variedades picual y arbequina.

Pero ¿en qué consiste y cómo se realiza esa poda? «En este caso es una poda muy suave, de producción, no es un trabajo inicial para ir ayudando a que se vaya formando el olivo. Nuestros árboles ya son adultos», explica Gulín. Así que la tarea consiste, básicamente, en ir retirando las ramas más pequeñas, las que impiden que pase la luz. «Queremos que todas las hojas estén bien iluminadas y para ello hacemos un clareo suave», añade la técnico. Es una labor que se hace a mano, utilizando unas pequeñas tijeras. Los operarios cuentan también con unas herramientas especiales, que les permiten llegar a las ramas más altas de los árboles, pues algunos superan los dos metros de altura. Si alguno de los cortes resulta muy agresivo, «aplicamos una pasta que nos permite sellar para tapar ese corte y que no entren hongos», asegura.

La tarea de la poda todavía se demorará durante una semana en esta finca, la primera de Rías Baixas que combina el cultivo del olivo y el viñedo. Después, llegará el momento de aplicar los tratamientos, que en este caso son ecológicos. «Aplicamos sobre todo cobre para evitar el ataque de los hongos o, a veces, si tienen carencia de algún nutriente, le damos abono para evitar ese problema. También son unos árboles que necesitan algo de riego, pero de forma puntual», asegura Susana Gulín. Con todos estos cuidados, los árboles están listos para volver a producir una nueva cosecha. El medio millar de árboles que hay en esta finca de Tomiño producen al año algo más de 1.300 kilos de aceituna con los que se elaboran los aceites de Altos de Torona.