La niña con huesos de cristal a la que no ponen un ascensor en el colegio

alejandro martínez TOMIÑO / LA VOZ

TOMIÑO

M.Moralejo

La pequeña debe asistir casi todos los días a clases de inglés, informática y música en la segunda planta

08 mar 2018 . Actualizado a las 11:47 h.

La instalación de un ascensor en el colegio público Pintor Antonio Fernández de Tomiño es la lucha de una madre para que su hija de diez años pueda acceder sin riesgos a la segunda planta del edificio. La hija de Pilar Domínguez Muñoz padece osteogénesis imperfecta, conocida como la enfermedad de los huesos de cristal. La pequeña Uxía no puede moverse con la misma agilidad que el resto de los compañeros de su clase. Cualquier golpe o caída puede tener para ella unas consecuencias nefastas. Cualquier movimiento brusco que a un niño sano no le supone nada, a Uxía le puede representar una fractura y meses de inmovilización. Esta alumna de cuarto de primaria está diagnosticada además del síndrome de Wolf-Parkkinson-White, una dolencia cardíaca que afecta al 0,3 % de la población que le impide hacer esfuerzos. No debe agitarse para impedir que se le acelere el corazón. Ahora está pendiente de someterse a una intervención quirúrgica en el Hospital de A Coruña. La niña estaría más segura si el centro contase con un elevador que le evitase subir por las escaleras del colegio. Pilar lleva más de un año solicitándolo a las autoridades educativas sin que por el momento le hayan hecho caso. Pese a que el centro era conocedor de su situación, a comienzos de curso se llevó la sorpresa de que a su hija la habían asignado un aula en la segunda planta del colegio. Entonces habló con el inspector de Educación y consiguió que la reubicaran en la planta baja. Toda la clase de Uxía tuvo que moverse para hacer más fácil y segura la estancia de su compañera en el colegio.

Pero hay asignaturas que todavía siguen desarrollándose arriba. Allí se encuentran las aulas de inglés, informática y música, por lo que Uxía tiene que estar casi a diario subiendo y bajando escaleras. Después de que el año pasado Pilar hiciera público su caso, no recibió respuesta alguna de las autoridades, por lo que ha emprendido una campaña de recogida de firmas en la plataforma virtual Change.org para hacer visible este problema, que además afecta a más centros de Galicia, que no cuentan con este tipo de instalaciones que salvan barreras arquitectónicas.

Dos años

A su hija le quedan dos años como alumna en este centro. Pilar Domínguez afirma que no solo pide el ascensor por el bien de su hija, sino por todos los alumnos que puedan necesitarlo en el futuro, bien porque padecen alguna enfermedad o bien porque se han lesionado. Uxía está muy expuesta a las fracturas. Afortunadamente, hace más de un año que no se ha roto ningún hueso. Recientemente, sufrió una luxación en el brazo. Estaba jugando con una amiga y al levantarlo notó que perdía fuerza. Su madre la llevó al médico, que comprobó que se le había salido el codo del sitio. Ahora le han puesto un cabestrillo, que le tira las cervicales, lo que le produce molestias.

Son los riesgos a los que se expone una niña de 10 años que no para de jugar. Su madre no quieren que el peligro al que ya está expuesta su hija aumente. Por eso pide unas instalaciones adecuadas en el colegio y en todos los espacios públicos en general. La vida de Pilar Domínguez no resulta fácil. Tras enviudar en 2014, se vio incapacitada por una lesión en un pie que se complicó. A pesar de todo, saca fuerzas para cuidar de su hija. Cada seis meses la lleva en coche a la consulta en el hospital de Getafe, sin apenas ayudas institucionales.

Pilar pide mejorar la accesibilidad no solo por su niña, sino por todos los que lo necesiten

La pequeña sufrió una luxación en el codo, pero hace más de un año que no sufre fracturas

La Xunta descarta el elevador y el colegio cree que es inviable

La instalación de un ascensor en el colegio de Goián no está en los planes de la Xunta. Un portavoz de la Consellería de Educación manifestó ayer que tanto la inspección como el equipo de orientación específico determinaron que la niña cuenta «co equipamento e a atención necesaria cos recursos cos que conta o centro actualmente».

A mayores no parece viable dadas las características del colegio, según explicaban ayer desde la dirección. «El inmueble no está acondicionado para un ascensor», afirmó ayer un portavoz. Al parecer, no habría espacio donde poder ubicarlo. No obstante, la madre de Uxía insiste en que se haga la obra, puesto que la considera necesaria y cree que todos colegios público de Galicia deberían contar con unos accesos adaptados para que todos los usuarios los puedan utilizar con independencia de su condición física.

El colegio adolece además de otras carencias. Una de las más sentidas es la ausencia de un pabellón de deportes. Los alumnos tienen que desplazarse más de medio kilómetro para dirigirse al pabellón municipal para poder asistir a las clases de gimnasia. Y se quedan sin ellas cuando el Concello lo usa para otras actividades, como la muestra anual de cultivos. La comunidad escolar demanda una solución.