La Segunda República va a clase en Tomiño

carlos ponce TOMIÑO / LA VOZ

TOMIÑO

Oscar Vazquez

Material de los años treinta se mantiene en colegios del municipio e incluso existe un pequeño museo

09 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Uno de los motivos que convierten al CRA (centro rural agrupado) de Tomiño en una institución educativa de gran significado histórico es el hecho de que cinco de sus aulas fuesen antiguas escuelas indianas durante la Segunda República. Concretamente la de Estás (conocida como Fundación Peirópolis), la de Barrantes, la ubicada en el centro de Tomiño (conocida como Aurora del Porvenir), la de Goián y también la de las parroquias de Taborda y Piñeiro. Salvo esta última, todas siguen en activo y en algunas se siguen apreciando vestigios de la Segunda República pese a que han transcurrido más de 80 años desde su desaparición.

Es el caso del aula de Estás. Hace dos años, la historiadora tomiñesa Natalia Jorge impulsó la recuperación de todos los materiales, artilugios, libros y demás instrumentos que los pequeños utilizaban en los años treinta. Desde una máquina de escribir, por aquella época era una auténtica revolución, hasta mapas de Galicia, de Tomiño y de América, dibujados por los niños de entonces, pasando por una cantidad ingente de documentación sobre la república.

Todo este material se puede contemplar en un pequeño museo que el Concello ha ubicado en la escuela de la parroquia tomiñesa. El recinto escolar de Estás fue creada por Abdón Alonso que, como tantos otros tomiñeses, emigró a América a finales del siglo XVIII. En aquel entonces había una tasa de mudanza al continente americano del 40 %. Los tomiñeses cruzaban el charco para luchar por lo que aquí no podían tener.

Indiano magnánimo

Cuando Alonso volvió a su parroquia natal decidió crear este aula para que todos los vecinos que quisiesen emigrar pudiesen recibir previamente formación y educación de calidad. Confiaba en que, por esta vía, pudieran labrarse un futuro mejor al otro lado del océano y no limitarse a ejercer trabajos que no requerían cualificación alguna, lo que era práctica habitual.

A esta aula se le dio el nombre de Fundación Peirópolis en homenaje a la localidad brasileña donde Abdón Alonso vivió durante una gran parte de su vida. Todos los profesores que trabajaban en las escuelas indianas de Tomiño eran personas con estudios superiores gracias a los años que pasaron en la emigración, especialmente en Argentina, Brasil y Paraguay, donde estudiaron la carrera de magisterio y decidieron volver a su localidad natal para ponerse al servicio de los niños tomiñeses.

«Un preescolar para todos», un lema histórico que se mantiene

El CRA Mestre Manuel Garcés es uno de los centros de educación infantil más conocidos de O Baixo Miño. Su particular modelo de organización y su metodología de enseñanza lo han convertido en un referente en el sector de formación infantil. Sus 15 aulas repartidas por Tomiño y sus parroquias tienen como objetivo estar lo más cerca posible de los domicilios de los niños para hacer la vida más fácil a sus padres.

A pesar de que algunas de las aulas han tenido que cerrar con el paso de los años debido a la falta de alumnos, la mayoría de ellas siguen en activo adaptadas a los nuevos tiempos. El deterioro que han sufrido con el paso del tiempo obligó al Concello a acometer reformas en muchas de las instalaciones, algunas de las cuales se encontraban en un estado «deplorable», según la alcaldesa del municipio, la nacionalista Sandra González

Ninguna escuela indiana continuó en activo tras la Guerra Civil

«Tras el final de la Guerra Civil, casi todos los profesores de las seis aulas republicanas fueron fusilados o se vieron obligados a exiliarse», recuerda la historiadora Natalia Jorge. El único que se quedó en su puesto precisamente fue Domingo Garcés, el padre de Manuel Garcés. Su hijo trabajó como profesor en el aula de Estás desde los años 60 hasta el 2001, cuando se jubiló. Como reconocimiento a su labor, el CRA, desde su creación, lleva su nombre. «Es un honor. Mi padre dedicó su vida a este centro y yo he intentado continuar su legado», asegura emocionado.

Ninguna escuela indiana continuó en activo durante la dictadura. El aprendizaje en este tipo de aulas, alejado de la enseñanza tradicional a través de libros, se basaba en la intuición y el estímulo mediante prácticas como la creación de huertos. Se trataba de aprender a través de la práctica y de modelos experimentales. El objetivo era detener la emigración y formar a niños que no tuvieran la mente únicamente puesta en llegar a América. La labor social de estas aulas en Tomiño consiguió detener la sangría humana que generaba la extrema emigración que existía en aquella época.