El detenido por el doble crimen de Soutomaior alega defensa propia

Monica Torres
mónica torres REDONDELA / LA VOZ

SOUTOMAIOR

M.MORALEJO

El juez lo mandó a prisión investigado por dos asesinatos tras declarar que fue atacado con un hacha por su hermana y la sobrina

25 ago 2020 . Actualizado a las 05:00 h.

El detenido por el doble crimen de Soutomaior sostuvo ante el juez la versión que dio a la vecina que descubrió los cadáveres, el viernes por la tarde. Miguel Gil Rodríguez, de 52 años, alegó entonces, y ayer en sede judicial, que actuó en defensa propia. Mantuvo que disparó contra su hermana y su sobrina porque ellas, supuestamente, lo amenazaban con un hacha. En el lugar de los hechos sí se localizó un hacha, pero en el relato del arrestado hay incongruencias que no sostienen su versión. La decisión del juzgado de Instrucción Número 1 de Redondela respalda la investigación, a cargo del equipo de Policía Judicial de la Guardia Civil de Pontevedra, y tras escuchar el relato de Miguel Gil, ordenó su ingreso en prisión provisional, comunicada y sin fianza. En el auto figura como investigado por dos delitos de asesinato y otro por tenencia ilícita de armas. Este último es por la posesión de la pistola con la que, presuntamente, acabó con la vida de su hermana, Genoveva Gil, de 62 años, y de su sobrina, Noelia Ramos, de 23. Esta arma fue localizada en un pozo por guardias del equipo de Policía Judicial, el mismo viernes por la tarde, horas después de perpetrarse los asesinatos.

Miguel Gil Rodríguez llegó y salió ayer de los juzgados de Redondela en un coche camuflado de la Guardia Civil, esposado y escoltado. Llamó la atención el aplomo que mantuvo y la aparente tranquilidad con la que accedió y abandonó el lugar, pese a saber ya que su próximo destino era la cárcel de A Lama, donde hoy pasó su primera noche. El arrestado llevaba ropa de calle pero usaba pantuflas y, aunque lo habitual es que a los detenidos les esperen familiares cuando pasan a disposición judicial, no fue así en este caso. Sus más allegados son cinco hermanos, que también lo eran de la fallecida.

No se le notaban heridas en las manos a simple vista, pero de su alegato se desprendía que los cortes que presentaba el viernes eran fruto de ese presunto forcejeo con un hacha que, en principio, no ha tenido peso como para rebajar la calificación de los hechos, manteniendo el de doble asesinato. No había nadie en el entorno de los juzgados cuando llegó el detenido pero, a la salida, ya se había concentrado un nutrido grupo de vecinos atraídos por la presencia de los medios de comunicación, que sí le increparon entre abucheos mientras el coche policial abandonaba el lugar. La familia ha de afrontar también los entierros de las dos víctimas mortales.