Lo importante del castillo está fuera

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

SOUTOMAIOR

CEdida

Tanto la presencia de los vencejos como los árboles singulares de Soutomaior merecen una buena visita

08 jul 2018 . Actualizado a las 05:00 h.

Pues hoy nos vamos al castillo de Soutomaior, aunque en realidad la ruta que les proponemos no incluye, aunque la recomendamos, la visita al propio castillo sino que les invitamos a pasear por las 35 hectáreas de su parque forestal. Llegar hasta allí es sencillo, llegando a Arcade desde Vigo o Pontevedra encontrarán bien señalizado el acceso por la EP-2908 aunque no se confíen. Al llegar a la zona verán un amplísimo aparcamiento pero la entrada oficial está un centenar de metros más adelante y tiene mérito encontrarla. En caso de duda recurran a su navegador (42°19’47.2 N; 8°34’05.7W).

Tratándose de un espacio tan humanizado con un fin fundamentalmente ornamental la fauna tiene complicado encontrar refugio, por lo que tiende a concentrarse en el lugar más inaccesible para nuestra especie, los muros del castillo. Allí lo más evidente, especialmente al atardecer, es el vuelo de los vencejos en el que estos parientes de las golondrinas encontraron su hábitat ideal hasta el punto de concentrar solamente en ese sitio la mayor colonia de estas aves de todo el municipio de Soutomaior y limítrofes.

Pero nuestras amigas no están solas en ese mundo vertical en el que una buena representación de lagartos y lagartijas compiten con ellas a la caza de insectos. En el resto del parque encontraremos o escucharemos una buena representación de aves forestales y en algún pequeño curso de agua lejos de las zonas ajardinadas subsiste a duras penas una estimable población de anfibios en la que vimos criando un par de especies de tritones, otras tantas de ranas y sapos y algunas larvas de valientes salamandras.

La parte del jardín racionalista estilo francés junto a la entrada del castillo resultará estéticamente interesante a los amantes del dinosetismo, pero a efectos ecológicos carece de mayor interés que valorar el trabajo de meter en cintura a golpe de poda la más mínima ramita de boj que confunda libertad con libertinaje y se salga de la línea marcada en las figuritas.

Pero lo importante de este parque es su espacio forestal. Contabilizamos más de 80 especies de árboles y arbustos por lo que solamente el listado ocuparía buena parte de esta página; por lo tanto, citaremos solo algunos ejemplos. En su zona más elevada, junto a la capilla de San Caetano, se concentran la mayor parte de las especies autóctonas, fundamentalmente carballos y castaños, que superan en algún caso el medio siglo de existencia. Pero la mayor parte de nuestra ruta será acompañada de especies exóticas aunque con un importante interés botánico, para empezar sus camelias, algunas centenarias, que convirtieron este espacio en uno de los jardines de excelencia para la especie. En el conjunto que contemplamos hoy, producto de la transformación de finales de siglo XIX y principios del XX se nota la influencia del vecino Palacio de Lourizán y son muchas las coincidencias entre este parque y el arboreto del otro recomendable espacio forestal al que le plantaron una celulosa delante.

Para nuestra visita los gestores del parque nos proponen tres posibles rutas: la de las camelias, la más corta y que recorre la zona más humanizada; la de los viñedos, que como su nombre indica nos lleva atravesando cepas de albariño hacia el sur de la finca; y la del bosque, que no es tal aunque lo parece que siendo la más larga (apenas dos kilómetros) nos ofrece la mejor perspectiva.

Pero lo que destacaríamos es que en apenas unos pocos metros alrededor de la Fonte da Marquesa, al norte del parque, encontraremos juntos cuatro ejemplares catalogados como árboles singulares de Galicia (Araucaria de Chile, Cedro Japonés, Camecíparis de Lawson y Secuoya roja). Solo por abrazar estos ejemplares vale la pena la visita. La inmensa mayoría de estas especies al ser exóticas tuvieron que adaptarse a un continente, clima y composición del suelo diferentes a los de sus lugares de origen. Por eso, en algunos casos empiezan a presentar los achaques de la edad combinados con estos factores. Pero, en general, su estado de salud es bueno y el conjunto de los jardines y zona forestal del castillo se encuentra en un estado impecable. Ojalá fuera la norma ver espacios tan bien cuidados, y por eso es de justicia felicitar a la Diputación de Pontevedra.

Un ejemplar de la familia de los árboles más altos del mundo

La secuoya roja (Sequoia sempervirens) originaria de Norteamérica es uno de los árboles que pueden llegar a mayor edad y altura. Este ejemplar del castillo de Soutomaior, que es impresionante, es apenas un recién nacido para el potencial de esta especie. Una de sus hermanas americanas con sus más de 110 metros de altura es el ser vivo más alto del mundo. Esperemos que nuestra vecina llegue a superarlos en los jardines de aquí al lado.