«Seguiré con los puzles más grandes del mundo, es mi deporte psicológico»

María Jesús Fuente Decimavilla
maría j. fuente SALVATERRA / LA VOZ

SALVATERRA DE MIÑO

XOAN CARLOS GIL

A Mónica Cabaleiro los rompecabezas le salvaron la vida con la pandemia

11 jul 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No es que su afición sea de esas de toda la vida, de pequeña hacía puzles por temporadas, como le sucedía con la lectura. Fue al independizarse del hogar familiar cuando Mónica Cabaleiro Álvarez, de Salvaterra de Miño, retomó la afición hace tres años. «Compré uno y lo enmarqué por primera vez en mi vida para colocarlo en la habitación; es del monte Fuji, de dos mil piezas, me encantaba el dibujo». Le costó sobre 25 euros y la enmarcación, 60, pero merecía la pena.

Fue en la primavera del pasado año cuando, casi sin pensarlo, se enfrentó al puzle más grande del mundo hasta el 2017, que en la actualidad figura entre los cinco primeros.

«La pandemia me impulsó a hacer cosas más grandes, al estar encerrada en casa lo primero que pensé fue: ‘necesito un puzle', es mi punto débil. Así como a mi pareja le dio por el deporte, yo era feliz con esto mentalmente, era mi deporte psicológico y lo seguiré haciendo», comenta.

Lo primero que hizo a la hora de encarar el proyecto fue buscar en Internet y allí estaba a la venta el puzle que había batido el récord con 33.600 fichas. «Vida Salvaje, como lleva por título, es una imagen preciosa de la selva. Empecé a montarlo en abril aprovechando que esos tres meses no tenía trabajo por la pandemia y estaba en casa, en ese tiempo monté casi la mitad; después, al comenzar a trabajar, ya bajé el ritmo y lo terminé en marzo de este año. Me llevó once meses. Nunca me vine abajo, ni me arrepentí; aunque hay zonas más complicadas, soy bastante terca y se me da bien», explica.

Lo más difícil fue la primera parte, lo que llama la presentación de las fichas. «Son muchas del color verde de las hojas, enredaderas, hierba... Te vuelves loca y tratas de separarlas, pero es complicado. Después te vas acostumbrando y ya diferencias las distintas partes de la selva». La tarea, sea del tamaño que sea, la afronta ella sola. «Mi pareja para esto tiene paciencia cero, los hago yo solita, me gusta tener ese momento para mí y hacerlo tranquila, sin nadie», indica. Y eso que ahora, desde que se dio a conocer su gran obra, no le faltan ofrecimientos para echar una mano en las próximas.

 Organización

Para no sucumbir en el intento organizó todo de forma concienzuda. «Viene dividido por tramos, son diez bolsas con 3.360 fichas cada una y lo iba haciendo por partes, como si fueran diez puzles. Me ponía en la mesa del salón, que tiene la medida justa, y según iba terminando cada plancha colocaba una encima de otra en la cama», indica. Solo lo unió en el momento de mostrarlo al público.

El puzle mide 1,77 por 5,70 metros y pesa casi 20 kilos, unas cifras que le hacían sudar solo de pensar cuánto le costaría enmarcarlo. Eso, en el caso de que se pudiera, teniendo en cuenta las dimensiones de la obra.

La oportunidad llegó un día que paseaba por el parque de A Canuda, en Salvaterra, y vio un edificio con paredes blancas que se está acabando de definir. Fue entonces cuando pensó: «Este es el sitio». Antes se le había pasado por la cabeza donarlo a algún colegio o a la casa de la cultura, pero al encontrarse con el espacio perfecto no dudó en dirigirse a la alcaldesa. La idea de mostrar la obra en esas dependencias le pareció estupenda a Marta Valcárcel con el fin de que lo puedan disfrutar todos los visitantes del parque.

«Lo ideal sería enmarcarlo, ahora está sujeto por unos tablones. La intención es que se quede más tiempo, a ver si se puede colar bien como un cuadro», comenta Mónica Cabaleiro, quien está encantada con que la gente pueda disfrutar su trabajo.

En la actualidad ya tiene entre manos otro puzle de 24.000 fichas, ha hecho la mitad y espera exponerlo en septiembre. En este caso lleva por título Vida y aborda los temas del cielo, la tierra y el agua.

 A por otro mayor

«Mi idea ahora es montar el más grande del mundo desde el 2017, con 42.000 fichas. Es La vuelta al mundo, una sola imagen diseñada en exclusiva para el puzle. Hay uno mayor de Kodak de 50.000 fichas, pero ese no está a la venta».

Sus temas preferidos son los paisajes, la naturaleza, los animales... Por eso se decantó por el monte Fuji en el primero, y porque le encanta la cultura japonesa. «Me atraen que sean difíciles, si son sencillos no me llaman tanto la atención, me gustan complicados», dice.

 Trucos para montarlos

Está convencida de que es una actividad muy interesante para incluir en los colegios, que fomenta la paciencia y la constancia. Ofrece algunas recomendaciones para principiantes: empezar por uno pequeño para que no se atranque y separar primero los bordes, todo el exterior. Después, si hay zonas amplias del mismo color, como el cielo y la tierra (azul y verde), separarlas. Para el final sugiere dejar lo que menos gusta, rellenar los huecos con las piezas que sobran. Lo importante es ver algo montado.