«Collín un pau, que era un sacho. Deille dúas ou tres veces»

Alfredo López Penide
López Penide PONTEVEDRA / LA VOZ

SALCEDA DE CASELAS

Ramón Leiro

El acusado de matar a su hermano en Salceda de Caselas ha confesado el crimen. Tras una breve deliberación, pasadas las ocho de la tarde, el jurado lo declaró por unanimidad culpable de un delito de homicidio

07 nov 2022 . Actualizado a las 23:42 h.

De igual modo que el 30 de agosto del 2019 confesó la muerte de su hermano ante la Guardia CivilSantos Fernández Caballero hizo lo propio este lunes ante el jurado que le juzgó en la Audiencia de Pontevedra. Así, tras asegurar que el fallecido le había insultado, no dudó en afirmar que «collín un pau, que era un sacho. Deille dúas ou tres veces».

La muerte de Ángel Fernández, quien fuera presidente de la Comunidad de Montes de Entenza, en el municipio de Salceda de Caselas, fue el colofón a, en palabras de las partes que presentes en la vista oral, «una enemistad familiar larvada durante años».

Una vez consumada la muerte de su hermano y al percatarse del alcance de lo ocurrido se marchó informando telefónicamente de lo ocurrido a la Guardia Civil. A este respecto, manifestó que no recordaba si les dijo «mallei ao meu irmán» o «matei ao meu irmán», pero lo cierto es que se fue a su casa, donde se duchó consciente, según relató durante su comparecencia en la vista oral, de que iba a terminar con sus huesos en la cárcel.

«Ahí o tes, agora entérrao»

De igual modo, sostuvo que no dirigió palabra alguna a su cuñada debido a la distancia que le separaba de ella. Sin embargo, estas palabras fueron desmentidas por la mujer, quien explicó que su marido le llamó por teléfono pidiéndole que bajase a la finca, por lo que pudo ver claramente la agresión con la azada. Acto seguido, el acusado se habría dirigido a ella con un «ahí o tes, agora entérrao».

Ramón Leiro

Ángel Fernández fue trasladado de urgencia al Hospital Álvaro Cunqueiro, donde ingresó con vida, si bien falleció a las pocas horas. 

Por su parte, Santos Fernández aprovechó su derecho a la última palabra para asegurar que estaba arrepentido, por lo que pidió perdón a la viuda e hijos.

Forenses

Al término de estas declaraciones y de los forenses, que ratificaron que el cadáver presentaba tres golpes en la cabeza compatibles con una azada, el fiscal mantuvo su petición inicial de trece años de prisión por un delito de homicidio. Le aplica una atenuante analógica de confesión y una agravante por parentesco.

Por su parte, la acusación particular inicialmente sostenía una acusación por asesinato, pero finalmente se adhirió a la petición del ministerio público.