Lalín pierde el Museo Galego da Marioneta tras 18 años de actividad

Javier Benito
Javier Benito LALÍN / LA VOZ

REDONDELA

Rober Amado

Viravolta Títeres decidió cerrar el espacio expositivo que tenía abierto en Liñares

15 may 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Dieciocho años cumple el Museo Galego da Marioneta en Lalín en este 2019. Una mayoría de edad que casi coincide con su cierre, faltaron pocos meses. Desde Viravolta Títeres se anunciaba ayer a través de las redes sociales que el espacio expositivo del Pazo de Liñares desaparece. Todo un referente cultural y polo de atracción que desaparece ante la imposibilidad de los actuales responsables de la compañía de mantener la actividad como hasta ahora. El colofón lo pone una exposición de parte de sus fondos en la vigésima edición del Festival Internacional de Títeres de Redondela, que comenzó este pasado lunes y se prolongará hasta el domingo.

«O Museo Galego da Marioneta foi unha entidade que tivo como obxectivo recuperar, mostrar e fomentar o goce, a investigación e o etudo da arte das marionetas para construír unha obra colectiva. Un obxectivo que non se logra sen o fenómeno da transmisión», explican sus actuales gestores en la Red. «A exposición de parte dos seus fondos no XX FIT Redondela, ó que convidamos a asistir, pon fin ó proxecto», continúan, para mostrar además «a nosa gratitude e agarimo a todas e todos os que fixeron posible, mentres durou, un proxecto tan fermoso como ilusionante». Con «saúde e marionetas!» concluye el comunicado de despedida.

Desde Viravolta Títeres no quisieron añadir más explicaciones, insistiendo en que «é imposible continuar así», reiterando el agradecimiento a todos los que colaboraron, apoyaron y se implicaron durante estos casi dos décadas de vida del museo. Su cierre resta uno de los principales atractivos con que cuenta Liñares, que acababa de sumar hace pocos días la sala dedicada al material donado por el geólogo holandés Jan Dirk Hilgen, junto con la del aviador Joaquín Loriga.

En el 2017 se había planteado la posibilidad de convertir el Museo Galego da Marioneta en colección visitable de la Xunta. Por entonces se establecía una partida de 43.532 euros a través del Plan Concellos para un plan museológico y museográfico, para lo que se pretendía dar entidad jurídica al proyecto, como establecía un convenio entre Viravolta y Concello del 2014. A finales de ese mismo año 2017 se desistía de la subvención concedida por el gobierno provincial para elaborar ese plan museológico de los títeres. Pero se volvía a la carga a mediados del 2018, con trabajos de catalogación de las piezas como paso previo para la exposición permanente y una colección visitable de la Xunta que ya no será posible. Liñares pierde ahora uno de sus focos de atracción.

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El germen del actual museo fue una exposición celebrada en octubre del 2001. Por entonces el Concello de Lalín consideró que se podía buscar una fórmula para mantenerla de forma permanente. Una planta de la antigua Cámara Agraria albergó las marionetas durante una década, con un proceso de deterioro del inmueble -donde también compartían espacio distintos colectivos- que obligó a cerrar sus puertas. Hubo negociaciones entre Viravolva Títeres y el gobierno local para buscar un nuevo emplazamiento, incluso se habló del Cine Balado como opción, o un edificio específico. Al final la rehabilitación del Pazo de Liñares con fondos de Gobierno central y Xunta permitió dar acomodo a la colección.

Desde el 2014 las marionetas de todos los rincones del mundo, un cabezudo de Laxeiro, un traje original de una función de José Silvent -el mítico Barriga Verde-, un don Quijote de grandes dimensiones de Kukas, fondos bibliográficos,... se exponían en Liñares. Una muestra abierta los martes, miércoles y jueves, de 11.00 a 14.00 y de 17.00 a 20.00 horas, mientras los viernes, sábados y domingos el turno de tarde se extendía hasta las 21.00.

Miles de escolares y público en general pasó por las salas del antiguo y del actual, ahora cerrado, Museo Galego da Marioneta. Un espacio para la ilusión, para la imaginación, para soñar con mundos diferentes. Un espacio donde había cabida para conferencias, exposiciones temporales y talleres de creación. Resta saber si la decisión puede afectar a los festivales anuales Titirideza y Titerentroido.