Quejas vecinales en Coia y en el Casco Vello por la basura en plena vía pública

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

REDONDELA

Luis Carlos Llera

Las averías en las isletas subterráneas de contenedores y la falta de civismo generan problemas en ambas zonas

20 jun 2017 . Actualizado a las 11:08 h.

Seis bolsas de basura al aire libre pudriéndose bajo un calor sofocante. Esta imagen desagradable era la que podían contemplar los viandantes que disfrutaban en la calle Redondela de una soleada mañana de domingo cuando iban a tomar el aperitivo. Y lo malo es que se está repitiendo con asiduidad tanto en el barrio de Coia como en Casco Vello, donde las quejas vecinales van en aumento.

El fin de semana genera más residuos de lo normal porque aumenta el consumo de comida, tanto en casa como en la hostelería. La consecuencia es que se multiplican los desperdicios que se tiran.

En el caso de Coia, la presidenta de la Asociación de Vecinos Cristo de la Victoria, Marisol Polo, constataba ayer que seguía la presencia de bolsas de basura situadas junto a las bocas de los contenedores subterráneos. «Los que están soterrados están a tope y no se pueden abrir», explicaba.

En lugar de desplazarse hasta el cercano contenedor de plástico verde, algunas personas depositan las bolsas junto a las entradas metálicas de las isletas. La suciedad es patente. Por fuera de los contenedores se convierten en pasto para las gaviota que no dudan en darse festines picoteando.

Eloy Iglesias, que tienen un negocio en Coia, señala que «la filosofía de los contenedores subterráneos es que no tengan que recogerlos todos los días: pero hace falta porque el fin de semana se genera mucha basura y se queda al aire libre». Otro vecino atestigua que la presencia de restos en la vía pública es frecuente. «Hay bolsas en la calle porque mucha gente es guarra, y el que lo es parece que no se enmienda», dice Polo, que lamenta que en los interior de Coia «estamos dejados de la mano de Dios en algunos aspectos». La presidenta vecinal y otro miembro de la asociación vecinal tuvieron que avisar ayer porque había botes de pintura abandonados en una esquina e incluso un colchón en medio de la acera.

El problema de los residuos también es patente en As Avenidas, en la explanada del Club Náutico. Con la llegada del buen tiempo el número de jóvenes que disfrutan del botellón se dispara. Algunos arrojan sus restos a las papeleras pero otros muchos dejan botellas, vasos de plástico o cristal en la vía pública ofreciendo un espectáculo que provoca quejas vecinales y de hosteleros.

Otro foco de residuos se ubica en el Casco Vello. Se ha puesto de moda y la afluencia masivas de clientes los bares y restaurante con el buen tiempo hace que se multipliquen los restos que se dejan en la calle. Al cierre de los restaurantes, las cajas y restos se apilan junto a los contenedores porque no caben en ellos, sobre todo ahora que se ha prohibido dejarlos por el día por una cuestión de imagen. Los hosteleros pidieron recientemente que se pongan contenedores adornados de forma artística en algunos puntos escondidos, a fin de que no afeen y les permita no tener que acumular los residuos dentro del negocio por el día.

Todo esto origina más trabajo a la concesionaria. En la recogida de basuras trabajan 250 personas los fines de semana (sábados y domingos) de un total de 570 trabajadores que hay en la plantilla. Todos los días los operarios retiran unas trescientas toneladas de basura, según explica Rufino Santalices, presidente del comité de FCC, que ayer no tenía conocimiento de ninguna incidencia particular durante el fin de semana.