Las filtraciones amenazan la estructura del templo votivo de Panxón

Monica Torres
mónica torres NIGRÁN / LA VOZ

PONTEAREAS

El agua brota hacia el interior de la iglesia en días de lluvia y viento

09 ago 2021 . Actualizado a las 18:25 h.

Las filtraciones degradan sin remedio la estructura del templo votivo de Panxón. La iglesia que, paradójicamente, Antonio Palacios diseñó de forma altruista a condición de que los vecinos se comprometieran a cuidar el arco visigótico ubicado a pocos metros, necesita una actuación urgente. «No es humedad, es que, en días de mucha lluvia y fuerte viento, entra el agua», insiste su párroco, José Diéguez Dieppa. Hace más de una década que la Asociación de Amigos de los Pazos y la parroquia dieron la voz de alarma sobre la afectación de las humedades sobre el monumento y que Patrimonio anunció la redacción de un proyecto de rehabilitación. Llueve sobre mojado en el templo de Palacios sin que se hasta la fecha se hayan puesto soluciones. Hasta tal punto, que la parroquia tuvo que colocar hace unos años mallas de metal en varias de las vidrieras del conjunto y en el rosetón de la entrada «para evitar daños personales por la caída de los cascotes».

Diéguez Dieppa es consciente de la envergadura de la actuación, por lo que apela a sumar apoyos. «Es inviable financiar las obras con fondos propios. Solo los vidrios para hacer los ventanales miméticos rondan los 500.000 euros», explica. Un proyecto redactado en el 2009 por el estudio vigués Francisco Castro y Pedro Alonso presupuestaba así su recuperación pero el valor de la cantidad es relativo teniendo en cuenta, por ejemplo, que Madrid pagó unos 300.000 euros por la réplica que del templete que hizo el maestro porriñés en su día para la estación del metro de Gran Vía.

Patrimonio

Cualquier intervención obligaría, en todo caso, a hacer una nueva revisión del estado de cada elemento después de tantos años y, posiblemente, el presupuesto también haya quedado desfasado. «Estamos en conversaciones con la Dirección Xeral de Patrimonio y considero que hay buena disposición, pero hay que sentarse ya a diseñar una solución porque la obra es de una inversión muy superior a lo que pueda generar la parroquia. Son necesarias sus directrices y su implicación», indica el párroco, esperanzado en que llegue ayuda, «pública o privada».

«Urge actuar de manera global para frenar el deterioro estructural. Sobre todo en la torre cuadrada porque ya han caído cascotes y por la otra, también entra mucha agua», señala el párroco. Hay filtraciones por los muros, el campanario y las ventanas. «Si llueve mucho el agua moja la pared. Puede verse caer por el muro interior de la fachada y también está afectando a la cúpula y a los ventanales», advierte de nuevo Diéguez Dieppa con la esperanza de que el templo pueda cumplir, el 31 de octubre del 2021, sus 85 años con un mejor pronóstico de salud.

Gárgolas

Las aguas pluviales están canalizadas en el exterior del edifico por medio de unas gárgolas decorativas, pero poco prácticas a la hora de liberar el agua de la lluvia, que cae libre y acaba filtrándose dentro del edificio. El campanario es una de las partes más dañadas. Al no tener una salida de aguas, éstas se escurren hacia la escalera de caracol y acaba generando inundaciones y filtrándose por los muros. El hormigón de los ventanales ha ido deshaciéndose y como el encintado de los muros es muy tosco facilita aún más las filtraciones. El agua de la lluvia cae libre desde el campanario y las gárgolas ornamentales también la vierten directamente sobre los contrafuertes, lo que con el paso del tiempo ha ido deteriorando la estructura.

El obispado lleva años reclamando una actuación para conservar este bien patrimonial con el fin de que pueda ser admirado por las futuras generaciones. La Iglesia ya afrontó hace unos años el pago de la reforma de la cubierta y de la sala rectoral, pero carece de los medios necesarios para llevar a cabo una rehabilitación más profunda. El párroco apunta la posibilidad de redactar un plan director que posibilite diseñar la intervención global que necesita el templo y programarla por fases para comenzar a trabajar. Confía en que tras el parón estival se retomen las conversaciones con la Xunta y fructifique un acuerdo viable para salvaguardar el monumental.