Recurren la puesta en libertad del dueño del arsenal en Ponteareas

J. R. VIGO / LA VOZ

PONTEAREAS

CAPOTILLO

La Fiscalía alega que puede integrar una organización y destruir pruebas

13 jun 2019 . Actualizado a las 20:16 h.

Siete armas largas -escopetas, fusiles o rifles-, grandes cantidades de pólvora, vainas y proyectiles. Más de medio centenar de cañones sueltos, 47 cargadores y numerosos objetos para la manipulación y rehabilitación de armas de fuego. Todo ello escondido en una finca de Pías, en Ponteareas. La mayor parte se almacenaba clandestinamente en un garaje, aunque algunas armas se ocultaban en una caja fuerte escondida tras un sofisticado doble fondo detrás de una librería. Uno de los mayores arsenales localizado en Galicia que, a su propietario, el coleccionista Pedro R., le salió barato por ahora. Y es que el detenido recuperó la libertad con cargos al poco de ser detenido, teniendo que responder aún por depósito y tenencia ilícita de armas prohibidas y depósito de municiones.

La decisión salió del Juzgado de Instrucción número 2 de Ponteareas, que lleva la causa, a pesar de la petición de ingreso en prisión que reclamó inicialmente la Fiscalía. La jueza desoyó la argumentación y el Ministerio público movió ficha nuevamente aportando más alegatos. Expone que se cumplen los requisitos para el ingreso en prisión provisional del coleccionista al existir riesgo de fuga o alteración, destrucción y ocultación de pruebas. La réplica de la instrucción argumenta que no existe riesgo de huida al estar empadronado en su municipio natal y tener una situación familiar y social estable. Al referirse a la manipulación de pruebas, la jueza expone que durante el registro se localizó todo el armamento que podría tener el investigado, además de teléfonos móviles y ordenadores.

La respuesta de la Fiscalía va más allá al sostener que la petición de prisión provisional se justifica sobradamente al haber indicios de que el acusado pertenecería a una organización especializada en la compra y venta de armas de fuego que no siempre son legales. Al haber sido puesto en libertad, añade el fiscal, los restantes integrantes de esa organización podrían ser alertados, lo que facilitaría la destrucción de más pruebas. Basta decir que diez de las armas de fuego intervenidas -tres subfusiles, tres fusiles de asalto, dos ametralladoras, un fusil ametrallador y una pistola ametralladora- destacan por su especial peligrosidad, al considerarse armas de guerra y tener capacidad de disparar ráfagas.

Se confiscaron también más de 60 armas cortas, entre pistolas y revólveres, que, debido a su reducido tamaño y facilidad para ocultarlas, son «muy demandadas y utilizadas por los delincuentes», explica la Guardia Civil, que dirigió la operación Iceberg. La investigación constató que muchas de las armas tienen los números de serie borrados o alterados, por lo que trabajan para averiguar su procedencia y no descartan que hayan sido introducidas ilegalmente en España o procedan robos. El detenido es muy conocido entre los aficionados al tiro deportivo de España y Portugal. Incluso un hermanos suyo, ya fallecido, tenía una importante colección legal que pudo haber heredado.